Niños con fiebre: ante todo, mucha calma

  • La fiebre no es una enfermedad, es un mecanismo de defensa del organismo.
  • Por sí misma no causa daño cerebral, ni ceguera, ni sordera, ni muerte.
  • Hay que tratar al niño sólo si la fiebre se acompaña de malestar general o dolor.
  • No hay que abrigar ni desnudar demasiado a un niño con fiebre.
Un médico atiende a un niño con fiebre.
Un médico atiende a un niño con fiebre.
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Un médico atiende a un niño con fiebre.

La fiebre no es mala, es tan sólo una defensa natural del organismo para matar a los virus. Pero que nuestro hijo tenga fiebre, algo normal en ellos, hace que más de uno ya quiera plantarse en la consulta del médico. Y no es para tanto la mayoría de las veces.

“La fiebre es un síntoma muy frecuente en los primeros años de vida”, explica Mª Paz González Rodríguez, pediatra del Centro de Salud Algete de Madrid. La elevación de la temperatura facilita la acción de las defensas del organismo frente a las bacterias y los virus que producen las infecciones, señala la pediatra.

"Por lo tanto, no es necesario tratar la fiebre e intentar bajarla hasta la temperatura habitual. En cambio, sí que es recomendable aliviar el malestar que la fiebre pueda producir al niño", señala la especialista.

Ante un niño con fiebre lo más importante es saber cuál es la causa y estar pendiente de aquellos síntomas que indican problemas y la conveniencia de consultar al pediatra. Las pautas que dan los expertos la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria son estas:

  • La fiebre no es una enfermedad, es un mecanismo de defensa del organismo contra las infecciones, tanto las causadas por virus como por bacterias.
  • La fiebre por sí misma no causa daño cerebral, ni ceguera, ni sordera, ni muerte.
  • Algunos niños predispuestos (4%) pueden tener convulsiones por fiebre pero el tratamiento de la fiebre no evita estas convulsiones. Nunca se deberían dar medicamentos para bajar la fiebre con este propósito.
  • Hay que tratar los niños febriles sólo cuando la fiebre se acompaña de malestar general o dolor. El ibuprofeno y el paracetamol tienen la misma eficacia para tratar el dolor y su dosificación debe realizarse en función del peso del niño y no de la edad. La combinación o alternancia de ibuprofeno y paracetamol no es aconsejable.
  • El uso de paños húmedos, friegas de alcohol, desnudar a los niños, las duchas o los baños para el tratamiento de la fiebre está desaconsejado.
  • No abrigar ni desnudar demasiado al niño con fiebre.
  • El niño con fiebre debe estar bien hidratado. Hay que ofrecer frecuentemente líquidos y procurar que éstos tengan hidratos de carbono (zumos de frutas, batidos, papillas, etc.).
  • No es aconsejable el uso de paracetamol o ibuprofeno tras la vacunación para prevenir las reacciones febriles o locales.
  • Ni la cantidad de fiebre ni el descenso de ésta tras administrar ibuprofeno o paracetamol sirven para orientar sobre la gravedad de la infección.

Cuándo preocuparse realmente

Pero si llegados a este punto hay signos de empeoramiento clínico, los expertos recomiendan consultar con carácter urgente si el niño presenta:

  • Manchitas en la piel, de color rojo oscuro o morado, que no desaparecen al estirar la piel de alrededor.
  • Decaimiento, irritabilidad o llanto excesivo y difícil de calmar.
  • Rigidez de cuello.
  • Convulsión o pérdida de conocimiento.
  • Dificultad para respirar (marca las costillas y hunde el esternón, se oyen como silbidos cuando respira, respiración muy rápida, agitada, etc.).
  • Vómitos y/o diarrea persistentes o muy abundantes que causen deshidratación (lengua seca, ausencia de saliva, ojos hundidos, etc.).
  • Si no orina o la orina es escasa.
  • Siempre requiere consulta urgente la fiebre en un niño menor de 3 meses.
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