Una experta asegura que "el diálogo y la mediación sí tienen cabida en la violencia de género"

La catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Santiago de Compostela Raquel Castillejo ha asegurado este martes que "pese a la opinión del legislador e incluso de algunas feministas, la violencia de género sí tiene cabida en la mediación. Es complejo, pero depende del caso y del estado de la mujer".
La catedrática de Derecho Procesal, Raquel Castillejo
La catedrática de Derecho Procesal, Raquel Castillejo
EUROPA PRESS
La catedrática de Derecho Procesal, Raquel Castillejo

La catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Santiago de Compostela Raquel Castillejo ha asegurado este martes que "pese a la opinión del legislador e incluso de algunas feministas, la violencia de género sí tiene cabida en la mediación. Es complejo, pero depende del caso y del estado de la mujer".

Castillejo ha hecho estas declaraciones durante el curso 'Sistema integral de solución de conflictos' que la Universidad Pablo de Olavide (UPO) organiza en su sede en Carmona (Sevilla). En el mismo ha impartido la conferencia 'La mediación en violencia de género'.

"La violencia de género, a pesar de ser un conflicto de pareja o de familia, se ha llevado por el proceso penal. Dentro de eso, no hay ninguna ley a nivel estatal y tampoco de comunidad autónoma que sirva para introducir la mediación en el proceso penal, por lo tanto, ningún hecho delictivo podría ser mediable", explica la catedrática.

"Sin embargo, se han hecho unas experiencias piloto avaladas por el poder judicial en las que se permiten la mediación en determinados hechos delictivos o conflictos delictivos", añade.

"El legislador —continúa la experta— en el año 2004, cuando se crea la ley integral de violencia de género, considera que ésta, a ser un hecho que ocurre o en pareja o en exparejas, a pesar de no haber regulación al respecto de mediación del proceso penal, dice en su artículo 44.5 que se prohíbe la mediación en violencia de género y en 2005 había incluido la violencia de género en el ámbito de violencia doméstica y aquí sí se introduce la mediación, por eso se excluyó específicamente".

"Hay una base de por qué la violencia de género no cabría en la mediación, porque se considera que siempre, para que pueda haber una mediación es necesario una relación de equilibrio e igualdad entre las partes para que ellas puedan comunicarse y llegar a un acuerdo conveniente para las dos partes", manifiesta Castillejo.

"Y, claro —prosigue— en violencia de género partimos del poder del hombre sobre la mujer, y ya no existe la relación de igualdad que debe haber en los casos de mediación, pero pasa lo mismo, por ejemplo en violencia doméstica o en un conflicto entre un empresario y un trabajador. La relación de poder está desequilibrada".

"La mujer que sufre violencia de género necesita equilibrarse y empoderarse, la ayuda de un psicólogo especializado que le ayude a recuperar el quererse a sí misma. Se ha creído que no sirve para nada y que solo él la va a querer", ha afirmado.

"La labor de un psicólogo —incide la experta— es necesaria no solo para la mediación, sino también para un proceso judicial, porque si no tiene la labor previa de empoderamiento no va a querer seguir con el proceso judicial".

"Si la mujer recupera su confianza, lo mejor es la mediación, porque una mujer maltratada tiene el problema de que no se quiere, le han hecho pensar que no sirve para nada, la han excluido de su ámbito de amistades y de su familia", explica.

En este sentido, ha añadido que "si ella ya ha logrado recuperar su autoestima, la mediación es lo mejor que se puede hacer por ella: primero porque se sienta a su lado y es capaz de mirarle a los ojos sin miedo; segundo, porque nunca ha oído a él decirle por qué lo ha hecho, y hay muchas historias, como la de hombres que lo han vivido en la familia y lo reproducen, por mucho que primero los niños lo repugnen y se pongan delante de la madre para que el padre no la golpee, hay estudios que demuestran que luego lo reproducen, eso le sirve a ella para saber que no lo ha hecho por ella, sino que se lo habría hecho a cualquiera, no lo va a justificar ni tiene por qué perdonarlo, pero va a comprender que no era por ella misma".

"En la parte de ellos, por primera vez escuchan cómo se sienten ellas cuando las maltratan. Los círculos de la mujer maltratada son cerrados, nadie conoce su situación y, por lo tanto, nadie va a hablar con él para decirle que lo que está haciendo está mal. Escucha en primera persona cómo se siente ella, por qué no comprendía los actos de él, cómo ha estado enamorada... va comprendiendo y esa primera vez en la que él escucha, es más efectivo que cualquier tratamiento porque recapacita", concluye.

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