El cierre de la mayoría de los comedores escolares durante el verano se ha traducido en un aumento de familias con hijos menores de edad que acuden a Casa Caridad de Valencia.Y eso pese a los planes de choque lanzados por las diferentes administraciones, que, a tenor de los datos, han sido insuficientes.

En este sentido, fuentes de la entidad benéfica han informado de que durante el mes de julio están acudiendo a sus comedores una media de 100 niños al día, lo que supone un incremento de un 25% con respecto a los meses en los que están en vigor las becas de comedor escolar.

En el mes de junio fue mucho peor, ya que, al no existir ningún tipo de ayuda pública, se registraron una media de 160 niños al día, es decir, más del doble que en el mes de mayo.

Para tratar de responder a esta situación, la Generalitat Valenciana activó a principios de julio un plan para garantizar la alimentación de los menores en riesgo de exclusión durante el verano, dotado con 1,2 millones de euros (financiados en parte por el Gobierno central).

Fuentes de la Conselleria de Bienestar Social han informado de que, en virtud de este plan, 74 municipios de la Comunitat han creado escuelas de verano con servicio de comedor, en los que que están siendo atendidos 4.158 menores de entre 3 y 16 años de familias en situación de especial necesidad.

Por su parte, el Ayuntamiento de Valencia ha destinado este año por primera vez 318.700 euros en ayudas a comedores escolares de los centros que han abierto en verano.

Una ayuda que beneficiará este mes y el que viene a 486 menores en riesgo de exclusión. La cifra se elevará a 1.176 en septiembre. De este modo, en julio y agosto son 88 centros educativos de la ciudad los que dan servicio de comedor, entre escuelas infantiles y colegios.

Además de esta ayuda, desde la Concejalía de Bienestar Social han destinado otros 200.000 euros en ayudas directas a través de una tarjeta prepago que se ha entregado a 700 familias pobres de la ciudad durante los meses de julio y agosto para la compra de alimentos y productos de higiene personal. El importe mensual de cada tarjeta es de entre 250 y 340 euros.

Duglas Durán tiene 44 años y llegó junto a su mujer desde Bolivia en busca de un futuro mejor. A pesar de ser profesor, aprovechando la burbuja inmobiliaria trabajó en el sector de la construcción.

Pero cuando estalló la crisis, se quedó sin empleo. Además, se ha separado de su mujer. Ahora trabaja en una churrería, pero no gana lo suficiente para pagar el alojamiento y demás gastos básicos, motivo por el cual acude a diario con su hijo de 12 años al comedor social de Casa Caridad ubicado en la calle Santa Cruz de Tenerife de Valencia: "Como estas cosas las llevaba mi mujer, la verdad es que no sabía que se habían habilitado ayudas para comprar comida este verano, por eso venimos todos los días a este comedor". "El servicio del comedor es muy bueno y también nos dan algo de alimento para pasar el resto del día", cuenta Duglas.