'De Bruegel a Freud', una galería londinense que atesora en su colección 500 años de grabados

  • Con 7.000 dibujos y acuarelas y 20.000 grabados, la galería Courtauld tiene una de las colecciones de trabajos en papel más significativas del Reino Unido.
  • El centro, más conocido por su colección de arte impresionista y posimpresionista,  exhibe una selección de grabados del renacimiento al siglo XX.
  • La exposición de verano incluye obras de Andrea Mantegna, Canaletto, Piranesi, Gauguin, Toulouse-Lautrec, Manet, Picasso, Matisse...
Grabado del artista italiano Canaletto, famoso por sus paisajes venecianos
Grabado del artista italiano Canaletto, famoso por sus paisajes venecianos
Canaletto - The Courtauld Gallery, London
Grabado del artista italiano Canaletto, famoso por sus paisajes venecianos

Además de ser dueña de algunas de las mejores pinturas impresionistas y posimpresionistas —entre ellas, Un bar del Folies-Bergère de Édouard Manet o Autorretrato con una oreja vendada de Vincent van Gogh— la galería Courtauld de Londres tiene una de las colecciones de trabajos en papel más significativas del Reino Unido. Los 7.000 dibujos y acuarelas y 20.000 grabados que la componen abarcan del renacimiento al siglo XX.

Propiedad del Instituto de Arte Courtauld (una organización de renombre en el estudio de la historia del arte) por segundo año consecutivo, el centro dedica su exposición de verano a presentar el aspecto menos conocido de su catálogo de obras con una selección de joyas del grabado.

Bruegel to Freud: Prints from The Courtauld Gallery (De Bruegel a Freud: grabados de la galería Courtauld) —en cartel hasta el 21 de septiembre— revela, con ejemplos de grandes maestros y figuras imprescindibles de la historia del arte europeo, la evolución de las diferentes técnicas de grabado a lo largo de 500 años.

'La caza del conejo' de Bruegel

La muestra londinense comienza con un ambicioso ejemplo del artista del Quattrocento italiano Andrea MantegnaLa flagelación de Cristo, datada entre 1465 y 1470— y continúa con el espectacular conjunto en 10 partes del grabador francés del siglo XVI Nicolas Béatrizet, que hace una versión del Juicio Final de Miguel Ángel y ejemplifica la capacidad del grabado para reproducir obras de arte monumentales.

Aunque en los siglos XV y XVI dominó en Europa la iconografía cristiana, a partir de ese momento comienza a crecer el número de grabados de tema secular. Los artistas respondían al gusto de los coleccionistas por los nuevos motivos, un ejemplo soberbio es La caza del conejo (1560) de Pieter Bruegel el Viejo, joya de la colección. Para la pieza, el único grabado ejecutado directamente por el artista, Bruegel eligió la técnica por ser relativamente libre como el dibujo y sin embargo permitirse representar la imagen con gran naturalismo.

Las obras de Jacques Callot y Stefano della Bella ilustran cómo el medio se utilizó para documentar eventos históricos como batallas y desfiles. Las vistas venecianas de Canaletto en el siglo XVIII se muestran junto a las complejas invenciones arquitectónicas de Piranesi.

Aliado de la experimentación

Avanzado el siglo XIX el grabado pasó a ser un aliado de la innovación y el experimento. El impresionista Manet homenajeaba a los grandes maestros, Toulouse-Lautrec adoptaba la recién descubierta técnica de la litografía para aplicarla a sus ensoñadoras visiones del entretenimiento parisino, Gauguin utilizaba la xilografía alejándose de la tradición occidental...

El medio no tenía ya la obligación de reproducir detalles como pinceladas, también podía abusar de las manchas de pintura, eliminar los trazos minuciosos, jugar al primitivismo. Los trabajos de Picasso y Matisse ayudaron a asegurar la buena salud del grabado conforme avanzaban las vanguardias. La exposición concluye con piezas de Lucian Freud —ahora reconocido como un maestro moderno del grabado— y con obras recientes del inglés Chris Ofili, un continuador de la tradición del grabado en el siglo XXI.

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