Los vendedores ambulantes de comida y bebida (conocidos popularmente como lateros) ya forman parte del paisaje urbano de la ciudad. Pero el Ayuntamiento de Madrid se ha propuesto perseguir esta actividad con todos sus medios. Durante el último año, la Policía Municipal ha incrementado en un 41,9% las actuaciones por infracciones alimentarias, donde se incluye la venta callejera y sin licencia de alimentos y bebidas: entre enero y mayo de 2014 (últimos datos disponibles), los agentes realizaron 5.216 intervenciones (una media de 1.043 al mes); mientras que en el mismo periodo de 2013 se efectuaron 3.675 actuaciones (una media de 735 mensuales), según datos de la Policía Municipal y del área municipal de Seguridad.

Además, el Consistorio prevé intensificar este control durante lo que queda de año: "El fenómeno de los lateros es una actividad ilícita que vulnera derechos y causa graves perjuicios a otros sectores económicos. La 'cruzada' contra este tipo de venta ambulante ilegal será escalonada durante el segundo semestre del año", advierten fuentes del Ayuntamiento. Esta campaña consiste en un refuerzo de la vigilancia policial en los puntos habituales de venta. Además, se instalarán carteles en comercios y marquesinas para "sensibilizar a la población acerca de los perjuicios que comporta comprar a los vendedores ilegales".

Los lateros suelen operar en las plazas del centro próximas a locales de ocio nocturno. Concretamente, los puntos donde más latas se intervienen cada fin de semana son las plazas de Chueca, Barceló (Tribunal), Santa Ana (Las Letras), los Carros (La Latina) y Puerta del Sol, según fuentes de la Policía. También son habituales en la Gran Vía, calle de Fuencarral y Huertas. "El consumo de alcohol asociado a esta actividad provoca ruido porque facilita que la gente beba en la calle, suciedad porque suelen dejar las latas tiradas en la calle y falta de higiene porque acaban orinando en las paredes. Al final con los lateros se practica otro tipo de botellón igual de molesto", denuncia Saturnino Vera, portavoz de la plataforma de vecinos Madrid Centro y residente de Las Cavas, en la zona de La Latina.

Además de las molestias a los vecinos, los lateros perjudican la actividad de los hosteleros, tal y como denuncian las asociaciones de empresarios. "Se ha montado un negocio paralelo de venta ilegal de estos productos, lo que daña la imagen de la ciudad y la actividad hostelera. Todo lo que venden estas personas fraudulentamente son pérdidas para los negocios que están pagando impuestos y dando empleo", lamenta Juan José Blardony, director de la asociación madrileña de hosteleros La Viña. Según sus cálculos, "cada fin de semana se venden unas 50.000 latas de forma ilegal en Madrid".

Pero la venta no solo se limita a las zonas de bares, sino que también se está extendiendo a otras zonas de la ciudad: "Ya no es solo en zonas de ocio. También hay vendedores ambulantes en parques como El Retiro y en lugares donde hay acumulación de público, como en las colas de museos y en las entradas de espectáculos", apunta Blardony. Por ejemplo, el museo del Prado, el Palacio de los Deportes en fechas de conciertos y los estadios del Bernabéu y el Calderón son un filón para los lateros. También es habitual encontrarlos en las manifestaciones ciudadanas y en las celebraciones deportivas.

La Policía tiene identificadas a 200 personas que suelen ejercer la venta ambulante de bebidas en Madrid. Tradicionalmente, se trataba únicamente de ciudadanos de origen chino y paquistaní, aunque su perfil está variando y los agentes encuentran cada vez a más españoles: "Hay personas necesitadas, padres de familia en paro que han encontrado en esta actividad una fuente de ingresos", aseguran. Mientras, los hosteleros sospechan que los lateros son el último eslabón de una cadena más amplia: "Forman parte de una industria que hay que combatir. Detrás de los vendedores debe haber una red de distribución y de abastecimiento. Es evidente que tienen pisos francos donde enfrían y almacenan las latas", apunta Blardony.

La venta callejera de productos alimentarios sin autorización está prohibida por la ordenanza municipal de Venta Ambulante. Según esta norma, se considera una infracción grave "instalar puestos o ejercer la actividad sin autorización municipal". En estos casos, la multa puede ir de 150,26 a 1.202,02 euros. La actividad de los lateros también se prohibirá con la ordenanza de Convivencia (actualmente, en tramitación). El artículo 18 de esta norma estipula: "Para la venta ambulante de cualquier tipo de productos alimenticios, bebidas y otros productos será preceptivo contar con la licencia correspondiente".

Por su parte, la ordenanza de Dinamización de Actividades en Dominio Público (también en vías de aprobación) prevé fomentar la venta ambulante de comidas, pero siempre que provengan de un establecimiento autorizado y estén envasadas "respetando la normativa de higiene y sanidad". Con esta medida se intenta regular la actividad que hasta ahora realizan los lateros y vendedores de comida ilegales, pero solo podrían acceder a este negocio quienes ya tengan un comercio legal. De esta forma se cubriría un nicho de negocio que hasta ahora se realiza de forma irregular. "Se quiere evitar la competencia desleal", asegura el Consistorio en alusión a los lateros.