Publican las escasas fotos a color de la I Guerra Mundial

  • Las raras imágenes a color fueron tomadas con placas autocromas de cristal, un procedimiento patentado en 1903 por los hermanos Lumière.
  • Dado que los tiempos de exposición y proceso eran largos, la mayor parte de las fotos son de la retaguardia y no de los combates o primeras líneas del frente.
  • Un libro recopila más de 300 imágenes a color de la contienda.
Foto de Jules Gervais-Courtellemont de las ruinas de Verdún tras los combates y bombardeos
Foto de Jules Gervais-Courtellemont de las ruinas de Verdún tras los combates y bombardeos
© Taschen
Foto de Jules Gervais-Courtellemont de las ruinas de Verdún tras los combates y bombardeos

Las fotos en blanco y negro todavía conservan a nuestra mirada más carácter de verdad que las imágenes a color. Si el tema es el pasado más o menos lejano, el grado de verosimilitud es aún mayor. Este año, con la celebración del centenario del comienzo de la I Guerra Mundial, tenemos una buena oportunidad para comprobar como el pasado pertenece al blanco y negro.

Muchas fotografías, tomadas desde todos los ángulos de los frentes de batalla de la sangrienta contienda e incluso desde el aire, describen los horrores y las tragedias anónimas de la guerra más cruel de la historia —20 millones de soldados y 15 millones de civiles muertos según algunos cálculos conservadores, cifra que otros historiadores elevan a 65 millones de víctimas—, pero la práctica totalidad de las imágenes son en blanco y negro.

Medios poco depurados

Los reporteros de la época — las hostilidades empezaron en julio de 1914 y terminaron en noviembre de 1918— todavía lidiaban con unos medios técnicos no demasiado depurados, equipos pesados y difíciles de manejar y métodos limitados de procesamiento y revelado. El color no era una opción porque alargaba aún más el tiempo de exposición necesario para obtener una toma válida.

Algunos fotógrafos, si embargo, apostaron por mostrar la guerra a todo color. La única posibilidad por entonces era usar las placas autocromas, patentadas en 1903 por los hermanos Lumière y comercializadas en 1907. El autocromo, único procedimiento en color disponible hasta 1935, capturaba la foto sobre placas de vidrio con película en blanco y negro pero bañadas en almidón, usualmente obtenido de la fécula de patata. Se creaban así microscopicos puntos que eran teñidos de naranja, verde y morado y actuaban como filtros de color.

Proceso engorroso

El proceso —que requería todavía la inversión final de la imagen para obtener un positivo en la misma placa— era engorroso, lento y concluía con la obtención de una pieza única, sin negativo para obtener copias— producía una aceptable impresión en color con una cierta densidad puntillista y tonos con poca saturación. Los autocromos tenían gran éxito entre el público como novedad extraordinaria, pero eran muy poco prácticos como instrumento de trabajo.

fotos en blanco y negro de la I Guerra Mundial se han publicado en estos cien años, pero mucho menos conocidas son las escasas imágenes en color de la que ha sido llamada "la mayor catástrofe del siglo XX". Todas ellas son de la retaguardia, los acuartelamientos o los escenarios donde se habían producido batallas porque los feroces combates de las primeras líneas del frente no permitían el minucioso y lento trabajo de los fotógrafos pioneros del autocromo.

"Visión sin precedentes"

Más de 320 imágenes a color de los años de la contienda aparecen  recopiladas en el libro The First World War in Colour (La I Guerra Mundial en color, 384 páginas, 39,99 euros). Las imágenes, que proceden de archivos en Europa, los EE UU y Australia, proporcionan una "visión sin precedentes de los acontecimientos más importantes de la época", desde la movilización de 1914 a las celebraciones por la victoria en París, Londres y Nueva York en 1919, dicen desde la empresa editora Taschen.

La obra muestra el trabajo de algunos de los fotógrafos pioneros que trabajaron con la técnica del autocromo durante aquel periodo, entre ellos Fernand Cuville, Jules Gervais-Courtellemont, Léon Gimpel, Hans Hildenbrand, Frank Hurley, Jean-Baptiste Tournassoud y Charles C. Zoller. El autor del ensayo que acompaña a las imágenes es el historiador y escritor Peter Walter.

Casi todas las fotografías capturan escenas compuestas de forma muy estudiada muy por detrás de la vertiginosa primera línea de batalla. Hay retratos de grupo, soldados preparándose para el combate, ciudades como Verdún arrasadas por los bombardeos militares, armamento y vehículos, entre ellos algunos utilizados por primera vez, como los tanques, los dirigibles y aviones de reconocimiento y las ambulancias. Para los curiosos hay una buena recopilación en línea de autocromos de la I Guerra Mundial en esta web.

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