Hace mucho que el significado artístico ha eclipsado al militar. La palabra vanguardia evoca el poder del arte, el avance de una corriente estética e intelectual que va por delante de la sociedad al igual que las tropas destinadas a entrar primero en territorio enemigo, expuestas a cualquier peligro para allanar el terreno a los que van detrás.

A mediados del siglo XIX, en toda Europa, los artistas iniciaron con el modernismo una ruptura con los cánones. La belleza debía ser asequible y accesible para todo el mundo, no era exclusiva de las élites, el valor estético de un cuadro o una escultura podía residir también en el diseño de un cartel publicitario, en una vajilla, en el mobiliario urbano, en un edificio de viviendas... Las obras debían comunicar frescura, cautivar por su sencillez, ofrecer la visión única del autor y no simplemente reproducir la realidad. El modernismo fue el primero de una larga serie de ismos vanguardistas que cambiaron la percepción artística, allanaron el camino a movimientos diferentes, arriesgados y pasionales.

AVANTGARDE! (¡VANGUARDIA!) —en cartel hasta el 12 de octubre en la Kunstbibliothek de Berlín, una de las mayores bibliotecas-museo dedicadas al estudio de la historia del arte y la cultura— se une a la larga lista de eventos europeos organizados para conmemorar el centenario de la I Guerra Mundial. La exposición, puramente artística, se centra en la seductora evolución de los movimientos vanguardistas desde el cambio de siglo hasta el final de la I Guerra Mundial, trazando el contexto histórico de los ismos en el arte.

Dividida en dos partes, la primera de las secciones de la muestra está dedicada al modernismo europeo (con especial atención al alemán) entre 1890 y 1914. Del periodo anterior a la Gran Guerra hay arte gráfico en carteles, publicidad, revistas y edición de libros. El póster comercial refleja el inicio de una época, un estilo nuevo desarrollado por el dúo de artistas conocidos como los Hermanos Beggarstaff, Henri de Toulouse-Lautrec, Jules Chéret, Lucian Bernhard... La idea de promocionar con una exquisita estética un producto o un acontecimiento refleja la búsqueda de nuevas maneras de comunicar, más cercanas a las del presente.

El segundo bloque temático abarca el periodo entre 1909 y 1918, los años inmediatamente anteriores y posteriores a la I Guerra Mundial. Corrientes como el expresionismo o el futurismo disfrutaron del apoyo de las publicaciones. El italiano Marinetti (fundador del futurismo) sacó partido en 1909 a la popularización de sus ideas belicistas con un violento manifiesto que tuvo gran difusión.

Los expresionistas alemanes se organizaron en grupos (Die Brücke (El puente), de 1905 a 1913, y Der Blaue Reiter (El jinete azul), de 1911 a 1914) y apoyaron sus ideas con la edición de almanaques, facsímiles y ensayos, reuniones en las que unían el ambiente social y el arte, múltiples y publicitadas exposiciones colectivas...

La exposición está diseñada para que el visitante entre en "un laberinto de manifiestos, revistas, fotografías y cartas", que establece relaciones sorprendentes y ofrece un punto de vista diferente del arte del siglo XX, con un sentido internacional y con el catastrófico conflicto bélico al acecho.