En localidades como Novillas la fuerza del agua reventó varios diques y los vecinos tuvieron que proteger las puertas de sus casas en previsión de lo que pudiera suceder.
El agua inundó unas 2.000 hectáreas de campos de cultivo y otras localidades, como Pradilla o Boquiñeni, permanecen en alerta ante la fuerza de la crecida. En esta última localidad, el agua anegó unas 600 hectáreas de campos y hubo que cortar caminos rurales para evitar peligros mayores.
Los Bomberos tuvieron además que desplazarse ayer a Cabañas de Ebro para achicar agua en el propio casco urbano ante la subida del río.
La punta de la avenida, que se situará en torno a los 1.950 a 2.050 metros cúbicos por segundo, llegará a Zaragoza a lo largo de esta noche. Los responsables de la CHE insisten en que se trata de una crecida «ordinaria» que no causará problemas en la ciudad.
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