La ayuda social a mayores en su propio domicilio sube un 14% para evitar el pago de residencias

  • El servicio de ayuda a domicilio del Ayuntamiento atendió en 2013 a 52.191 personas, un 14,5% más que el año anterior, según el área de Servicios Sociales.
  • Los trabajadores sociales detectan que sus familias evitan llevarlos a residencias, que son más caras: un 90% de la pensión, frente al 24% de la ayuda a domicilio.
  • Los mayores solicitan ayuda para su higiene, preparación de comidas, tareas del hogar y acompañamiento mientras la familia está trabajando o ausente.
Personas mayores recibiendo cuidados en una residencia.
Personas mayores recibiendo cuidados en una residencia.
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Personas mayores recibiendo cuidados en una residencia.

Mejor en su propia casa que en una residencia. Los mayores madrileños y sus familias optan cada vez más por recibir asistencia social en sus propios domicilios, en lugar de ingresar en residencias de ancianos. Los asistentes sociales del Ayuntamiento de Madrid atendían a finales de 2013 a 52.191 mayores de 65 años a través del servicio de ayuda a domicilio, frente a los 45.566 que recibían esta atención en 2012, según la Dirección General de Mayores y Atención Social del Ayuntamiento. Por tanto, el número de usuarios se ha incrementado en un 14,5% en solo un año. Los trabajadores sociales y asociaciones de pensionistas vinculan este crecimiento al abandono de muchas plazas en las residencias debido a la crisis, ya que la atención doméstica es más barata que el ingreso en un centro.

"Ahora hay mucho mayor volumen de trabajo en la asistencia domiciliaria. El motivo puede ser la crisis: es mucho más caro pagar una residencia que recibir la visita de los cuidadores a domicilio durante unas horas a la semana. Cuando un mayor ingresa en una residencia casi todos sus ingresos acaban yendo a pagar esa plaza", explica José Ignacio Santás, vocal del Colegio de Trabajadores Sociales de Madrid. Una encuesta realizada por el Ayuntamiento entre los usuarios de la ayuda a domicilio revela que el 77% de ellos escoge este servicio para "evitar el ingreso en una residencia", el 86% lo prefiere para "seguir viviendo en el domicilio habitual en mejores condiciones" y el 83,6% responde que su intención es "apoyar a la organización familiar evitando situaciones de crisis".

Una cama en una residencia pública supone aproximadamente el 90% del total de una pensión (la prestación media que perciben los jubilados en Madrid es de 1.030,5 euros y el coste de las camas no baja de los 950 euros), según los cálculos de los trabajadores sociales y las tarifas de la Comunidad de Madrid. En el caso de no conseguir plaza en una residencia pública habría que acudir a una privada, donde el coste se dispara hasta los 1.540 euros mensuales. "Con la pensión no llega y no hay muchas familias que se puedan permitir este gasto extra, así que optan por sacar al abuelo de la residencia", explica Manuel Doblado, vocal de la Federación Madrileña de Asociaciones de Prejubilados, Jubilados y Pensionistas (Femas).

Casi cuatro veces más caro

En cambio, la ayuda a domicilio es notablemente más económica. Este servicio se paga en función del tiempo que dure la asistencia (con una tarifa por horas) y con un baremo progresivo según la renta del usuario. Así, una persona que ingresa una pensión media (1.030,5 euros) pagará 4,49 euros a los servicios sociales del Ayuntamiento por cada hora de visita del asistente. Aunque esta aportación tiene un límite: en el caso de una renta media, el pago de esta tasa no podrá exceder del 24% de los ingresos. Este porcentaje máximo contrasta con el 90% que puede costar una cama en una residencia pública. En definitiva, la ayuda a domicilio cuesta una media de 247 euros, mientras que las residencias no bajan de 950 euros (casi cuatro veces más).

"Muchos mayores han salido de las residencias por motivos económicos, a pesar de que están bajando bastante los precios. Ahora hay aproximadamente un 10% de plazas vacantes", apunta un estudio de la Asociación Madrileña de Atención a la Dependencia (Amade). Este porcentaje de vacantes equivale aproximadamente a 4.800 plazas vacías en residencias tanto públicas como privadas. "Aunque la ayuda a domicilio está pensada para gente que se vale, mientras que en una residencia se da una asistencia más integral y para personas más dependientes", explica Pilar Ramos, directora general de Amade. "La atención en una residencia es mucho más especializada, por eso se paga más", coincide Doblado.

Pero no todo es cuestión de dinero. "Además de la cuestión económica, hay muchas personas que prefieren quedarse en casa antes que ir a una residencia. Eso sí, siempre y cuando el mayor tenga facilidad de movimiento y tenga plenitud de facultades mentales. En estos casos es más agradable vivir en su propio entorno de toda la vida y por ello optan por la asistencia domiciliaria", apunta Doblado. De hecho, el principal objetivo de la ayuda a domicilio es "lograr el mantenimiento de los mayores en su propio entorno y mejorar su calidad de vida, promoviendo su independencia", según el área de Servicios Sociales.

Menús, tareas del hogar y paseos

Los servicios más demandados por los usuarios de la ayuda a domicilio tienen que ver con la higiene personal, la alimentación (mediante la preparación de comidas en el propio hogar o el reparto de menús a diario), la realización de tareas del hogar o el acompañamiento de los mayores en paseos fuera del domicilio mientras su familia está trabajando o ausente. Para aquellos que tienen un nivel mayor de dependencia, también hay auxiliares que les ayudan a moverse dentro de su casa o a ingerir los alimentos. Normalmente, este apoyo doméstico se suele prestar a mayores que viven solos, aunque también se puede conceder a personas que conviven con familiares que pasan gran parte del día fuera de casa.

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