Los Sentíos graban un vídeo promocional en un escondite de la Macarena. "El sitio es guapísimo. Íntimo", dice un espontáneo.

Edi Tachera, cantante de esta banda de rock, interpreta Don't you ever change the way (Nunca cambies el camino...) de su último EP See you in Hell.

La letra le viene pintada a la tasca. Tiene solera, magia... Es como de otro siglo.

Los Arcos (nombre original) abrió a finales del s. XIX. Aquí, donde habitan los recuerdos, músicos, escritores y artistas "están como en casa", dice Gonzalo Molina, tabernero y poeta.

Su familia lleva en el negocio 80 años. Primero, su padre; y, ahora, él, su hermana Luisa y su hijo. En este bar de la capital sevillana se bebe vino de fresa y naranja, mosto rosado y cerveza negra. Y se comen alitas de pollo, codornices y, antes de prohibirlos, pajaritos.

El local lleva 10 años apuntalado. "Urbanismo quiere reformarlo", comenta  Molina. No es el único. Los fans de este templo, dedicado al cantante Silvio, han creado una Plataforma para que sea declarado Bien de Interés Cultural con carácter etnográfico. Y es que lo auténtico es eterno.