El japonés Murakami estaba en las quinielas, las encabezaba casi todas, pero ha sido el irlandés John Banville (Wexford, 1945), que también figuraba en muchas, el que se ha llevado el Premio Príncipe de Asturias de Las Letras. "Es maravilloso, me siento muy honrado" dice a 20 Minutos el escritor de La rubia de ojos negros pocos minutos después de conocerse el fallo del jurado.

"Murakami ganará muchos más premios" comenta con la modestia que caracteriza al considerado mejor escritor irlandés cuando en conversación telefónica le preguntamos por su 'contrincante' y tan popular autor japonés.

Con otro de los rasgos que lo definen, la ironía, señala en alusión al galardón: "En España me tienen en mejor estima que en Irlanda...". Breve silencio, repregunta: pero si está usted considerado el mejor autor irlandés vivo, y matiz: "Es broma".

Consciente de la agitada situación del país tras la abdicación del rey, y de que recibe un premio de un Príncipe que será rey cuando se lo den en mano, dice saliendo como el veterano que es con total impunidad del asunto: "También Felipe va a ser mi primer rey".

El escritor, que firma sus novelas negras como Bejamin Black, y el resto, con su verdadero nombre John Banville, dice sin temor y de algún modo dejando claro cuál es el escritor que manda: "Espero que este premio se lo den a John Banville, no a Benjamin Black, a toda mi carrera, que dura ya más de medio siglo ".

Espacio y agradecimiento también concede a uno de los maestros del género negro Raymond Chandler y su detective Philip Marlowe: "Me ha dado muy buenos momentos".

Su última novela, publicada en España hace apenas unos meses, se la debe a él, al mítico detective de Chandler, al que resucitó en La rubia de ojos negros (Alfaguara) por petición de los herederos de Chandler.

"Si hace veinte años me cuentan que los herederos de Chandler me pedirían resucitar a Marlowe, les habría dicho: no seáis ridículos..." confesaba a 20 Minutos hace un par de meses, "pero la vida siempre te da sorpresas. Tampoco imaginé que un día sería Benjamin Black".

En 2006 publicó su primera novela como Benjamin Black, cuyo título era El secreto de Christine. Tras ella vinieron unas cuantas más con el mismo nombre e igual género, el negro: El otro nombre de Laura, El Lémur (cuya primera publicación fue en forma de serial para The New York Times), En busca de April, Muerte en verano, Venganza, y La rubia de ojos negros.

Con vocación muy clara desde muy niño, a los 12 años ya se soñaba escritor, publicó su primer libro (de relatos) en 1970, al tiempo que daba sus primeros pasos en el mundo del periodismo. Comenzó en The Irish Press, donde permaneció hasta su cierre; siguió en The Irish Times; y actualmente es colaborador de The New York Review of Books.

En aquella época no imaginaba que en un futuro sería Benjamin Black. Durante años el hombre y el escritor eran el mismo: Banville, nombre con el que ha firmado todas las obras que no son de género negro. Entre ellas, Copérnico , Kepler, La carta de Newton, El mar (ganadora del Premio Booker), Los infinitos o Antigua Luz.

"Mis libros como Banville los escribo por frases" explica, "los de Benjamin Black, en cambio, los hago muy rápidamente". Es consciente de la espontaneidad y rapidez que exige lo policial, y también el diferente público que lo lee según la firma. "La gente que lee a Banville busca otros placeres, como una construcción bella, y espero que quienes lean a Banville encuentren algo de poesía".

No obstante, él guarda grandes distancias también cuando firma como Black de ciertas corrientes de lo negro: la violencia extrema es una de ellas. "La gente quiere violencia extrema, yo prefiero la de Chandler, pero soy un anticuado..."