El jefe de campaña de Podemos: "El miedo que intentan crear puede tener efecto bumerán"

  • Este treintañero doctorado en ciencias políticas ha estado detrás de la campaña electoral de Pablo Iglesias y Podemos, la gran sorpresa de las europeas.
  • El director de campaña de Podemos asegura que sufren una campaña de descrédito, que es "un síntoma" de que los grandes partidos "están en retirada".
  • Miran las elecciones municipales y autonómicas como "una responsabilidad" y como una forma de "darle a la gente herramientas para el cambio".
  • Consulta el resultado de las elecciones europeas 2014.
Íñigo Errejón, director de campaña de Podemos.
Íñigo Errejón, director de campaña de Podemos.
PODEMOS
Íñigo Errejón, director de campaña de Podemos.

Es doctor en ciencias políticas por la UCM, tiene 30 años y ha sido el director de la que podría ser la campaña electoral más productiva de la democracia. Íñigo Errejón estuvo detrás de la campaña que llevó a Podemos a conseguir 5 escaños en el Parlamento Europeo y 1,24 millones de votos en las últimas europeas, con sólo cuatro meses de existencia como formación política.

¿Fue para Podemos una sorpresa el resultado de las elecciones?

Lo fue, pero una sorpresa progresiva. Prácticamente desde que nacimos y empezamos a contar la iniciativa hemos ido aumentando las expectativas y ya durante las dos semanas de campaña electoral comenzamos a decir que si hubiéramos tenido una semana más la sorpresa hubiera sido mucho mayor. Cada encuesta nos daba más arriba que la anterior, los actos se llenaban cada vez más y el ambiente cada vez tenía más ilusión y de gente más diferente.  El domingo de las elecciones estuve haciendo de interventor y podía ver el ritmo al que iban bajando las papeletas, la gente me que saludaba... no son indicadores científicos, pero nos dio una pista.

¿Ha sido un voto de castigo o un voto de cambio?

Ha sido un voto de cambio, porque reúne a ciudadanos de procedencias muy diferentes y además es un voto rotundamente democrático, porque se negaba a la resignación de elegir entre cosas muy similares, que se negaba a que con indiferencia a quién saliera elegido en las urnas hubiera siempre una minoría en este país que conseguía siempre que las leyes y las instituciones funcionasen a su favor. Siempre dijimos que había que votar porque sólo la implicación ciudadana en la política puede recuperar una soberanía secuestrada por los grandes poderes económicos.

Ilusión ha sido una palabra clave en su campaña...

Era nuestro segundo lema: "¿Cuándo fue la última vez que votaste con ilusión?". Ha sido central no sólo por la capacidad para movilizar el voto, sino porque aludía a la idea de que sólo si la gente vuelve a sentir que la política va con ellos, que es pública, que tiene que ver con el día a día, es posible un cambio.

¿Cómo se monta una campaña con poco dinero?

Nuestra tesis es que una gran parte de las ideas necesarias para el cambio estaban ya sembradas en el sentido común y podían ser utilizadas para una iniciativa política que las convirtiera en un cambio real. Por otro lado, asumimos que si no te conocen, si no existes, si no puedes contar con el voto de la inercia, tienes que saltar con una suerte de descarada ambición. Es como un jugador al que no le dan minutos y en los dos que sale al campo tiene que mostrar todas las genialidades que sepa, porque no sabe cuándo volverá a jugar. Tiene que salir a ganar.

¿Y cuáles han sido sus genialidades en esos dos minutos?

Era fundamental cuidar cada intervención, cada mensaje, como si fuera el último y hacerlo en la televisión, en los mítines, en las redes sociales, en el material impreso... para poder traducir ideas complejas en mensajes mucho más accesibles. Además, éramos conscientes de que la gente tenía que hacer suya la campaña, que la sintieran como propia e hicieran de altavoz donde no íbamos a llegar. Gente que reenviara un correo electrónico, que dejara un papel en la oficina, que le contara a sus familiares qué era Podemos...

¿Cómo afrontan las descalificaciones, que parecen haberse multiplicado?

Son síntomas de dos cosas. Esta ola de nerviosismo y de ataques es un síntoma de retroceso de lo que hemos llamado "la casta". Cuando frente a nuestro resultado electoral inician una campaña de descrédito, de insultos, de intento de fabricar miedo lo analizamos como un síntoma de que están en retirada, que están nerviosos, que tienen poco proyecto de país y poca capacidad de responder con ideas. No quieren que se hable de la situación en España, así que hablan de fantasmas o de lugares que están a miles de kilómetros de aquí. Tienen una profunda crisis de legitimidad.

¿Tienen miedo entonces esa "casta"?

Demuestran que tienen una estrecha cultura democrática. Una parte de la élite ha olvidado que la representación es un contrato y que se han acostumbrado a monopolizar la política por lo que les parece que la gente vote diferente es terrible y es una amenaza.

¿Afecta a la imagen de podemos? ¿Cala su mensaje?

El miedo y el nerviosismo que intentan proyectar sobre nosotros puede tener un efecto bumerán. Una campaña así nos habría hecho hace unos años, pero hoy en día una buena parte de los que están cargando contra Podemos son gente que visita asiduamente los juzgados, que tiene familiares que han recibido dinero en sobres, que están implicados en llevarse el dinero de programas de ayuda humanitaria... eso merma su capacidad de que cuando dicen algo la gente les crea.

Pablo Iglesias ha sido la imagen incluso del logo del partido, ¿podrá cortarse alguna vez la coleta?

Recuerdo que hace mucho tiempo lo discutimos, y Pablo dijo finalmente que así había ido mucho tiempo y que lo quería mantener. Una vez que se ha fraguado el icono esto va a ser difícil de cambiar (risas), no sé si Pablo querría.

¿En qué se diferencia una campaña como la suya con las que estamos acostumbrados a ver en el cine?

Las diferencias tienen que ver sobre todo con el glamour, con las condiciones con las que trabajas, no tienes una sala con 35 personas delante de ordenadores analizando en tiempo real, sino que tienes a dos compañeros que se han traído el ordenador de casa, que estás trabajando en una cafetería, o moviéndote en la furgoneta yendo de Badajoz a Cádiz y sin cobertura... Es más agotador. Y sobre todo porque no nos hemos olvidado que la campaña no es un medio, no un fin, por parar y por lo menos una vez al día sentarse y discutir políticamente qué estamos haciendo.

Y han conseguido poner de manifiesto determinados temas...

En la disputa política el que fija los términos del enfrentamiento fija la mitad de la victoria. Éramos conscientes de que la "casta" no quería pelear sobre algunos términos que le eran muy incómodos, había grandes verdades que no estaban dichas, así que había que ser capaz por dar la pelea por centrar la discusión de la campaña, lejos del "y tú más" y las propuestas estrella.

¿Mantendrá Podemos los resultados cuando estén sometidos en unas generales o unas municipales a la ley D'hont?

Es difícil de saber, porque la gente no se comporta igual electoralmente en unas europeas que en unas generales, locales o autonómicas. El propio sistema electoral opera de forma diferente y entran en juego muchas variables locales. Como todas las fuerzas políticas no hemos tenido la misma relevancia en todos sitios. Eso sí, una parte importante ya está hecha: colarnos en un entorno político cerrado.

¿Y se han planteado ir a las generales, autonómicas o municipales?

Ya hay mucha gente en los círculos y en las agrupaciones locales planteándoselo. Con un 1,2 millones de votos tenemos encima de la mesa la responsabilidad de responder a esa voluntad de cambio, de que no se quede solo en ir a votarlo de forma inaugural. En el ciclo político y electoral que se abre ahora, en el que vienen municipales y autonómicas hay que darle a la gente herramientas para el cambio. Mi impresión personal es que nos vamos ver empujados a esa responsabilidad ineludible.

Pablo Iglesias ha sido un símbolo de la campaña. ¿Se diluirá eso cuando la gente tenga que votar a un candidato local?

Como todos los símbolos, si lo fue, Pablo representaba un conjunto de ideas con los que la gente estaba de acuerdo y creo que Pablo Iglesias va a seguir jugando ese papel. Creo que va a poder seguir poniendo su visibilidad al servicio de una empresa colectiva como es Podemos. Cada candidato va a tener a su servicio no el dinero ni la capacidad de los grandes partidos, pero sí el símbolo que le ayude a explicar su candidatura.

Si no han tenido más votos, ¿ha sido por desacuerdo con el programa o por desconocimiento del mismo?

Sin duda. Nosotros teníamos la labor opuesta a la de los partidos del régimen. A ellos les conoce todo el mundo y les quiere muy poca gente, por lo que tienen que renovar la confianza. A nosotros nos conocía poca gente pero era muy sencillo que la gente simpatizara con nuestro programa. Nuestra presencia mediática se ha multiplicado estos días y estoy convencido de que si hiciéramos una encuesta estaríamos muy por encima de lo que estuvimos el domingo.

¿Qué movimientos para mejorar su imagen tomarán el PP y el PSOE a partir de ahora?

La modificación acelerada que vimos en el PSOE tras las elecciones, pidiendo primarias, modificar el partido, hacer un congreso extraordinario... en parte es culpa del resultado de las elecciones. Supuso un aldabonazo que hizo que lo tradicional fuera difícil de sostener sin dar explicaciones. El PSOE se está obligando a hacer estos movimientos, pero se confundirían si piensan que una operación cosmética convencería a un electorado que no está descontento sólo con las formas sino divorciado de unos dirigentes que no viven como sus votantes, ni viven como ellos ni representan sus intereses. El PP me parece que es esperable que interpretará que no ha perdido votos por nuestra emergencia, por lo que pensarán que en lo electoral está cómodo, pero intentarán utilizar a Podemos para movilizar a su electorado, vendiéndolo como un fantasma. El PP me da la impresión de que tiene a gestionar estas cuestiones acelerando la transformación del estado de forma que se estreche el espacio democrático y reforzando la redistribución del poder a las minorías.

¿Para protegerse de un posible cambio?

En lugar de tomar la irrupción de Podemos como un síntoma de una voluntad ciudadana de cambio lo van a tomar como un peligro y van intentar que haya menos posibilidades para el pluralismo.

¿Cuál es el nicho de votantes que más le gustaría captar a Podemos?

El tipo de gente que se ha acercado a Podemos es muy heterogénea. Por la trayectoria personal y las circunstancias de quienes hemos sido caras visibles del proyecto hay medios que han dicho que somos un proyecto de gente joven y para gente joven. Sin embargo el abanico en el que hemos tenido más voto es entre 35 y 45 y en entornos urbanos. Pero eso siempre suele ser así, los cambios de tendencia se suelen producir primero en las ciudades y después en los espacios rurales. Nuestro voto es muy heterogéneo en cuanto a formación, a lo laboral y al lugar en que se vive. Lo que más nos gusta es la de haber recuperado gente de la abstención.

¿Ha visto la imitación de Pablo Iglesias que hizo en El Intermedio Joaquín Reyes?

Yo la vi anoche un poco, porque me avisaron, y vi los últimos minutos sólo, pero la tengo esperando en la pestaña del ordenador esperando para dale y verla. Es de esas cosas que te dejan en shock, porque a mí me encanta Joaquín Reyes, me encantan sus Celebrities y de repente que le haga uno a Pablo, pues es un como un parón raro en el espacio-tiempo.

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