El hospital Gregorio Marañón ha informado del cierre de una de las tres áreas de traumatología con las que cuenta el centro (que suponen en la práctica la desaparición de unas 30 camas), lo que ha provocado fuertes críticas de los  los empleados del hospital, que no entienden que se acometa esta clausura a pesar de que, según estimaciones del comité de empresa, la lista de espera se sitúa entre las 1.500 y 1.700 personas.

Desde la dirección del centro aseguran, sin embargo, que el cierre (que comenzó este miércoles) se realiza para acometer obras de mejora "habituales y necesarias", tales como cambiar suelos, pintar, instalar protectores en las paredes, lámparas quirúrgicas, instalaciones eléctricas y cambio de climatización.

Además, la clausura será "temporal" (todavía están en fase de estudio y no se sabe cuánto durarán los trabajos): "Este tipo de obras de acondicionamiento suelen hacerse en todos los hospitales durante el verano, aprovechando la disminución del número de ingresos. Lo que hemos hecho ha sido adelantar la fecha unas semanas al comprobar que la bajada ya había comenzado", asegura un portavoz del Marañón.

Los sindicatos, sin embargo, no lo entienden así, y afirman que el cierre viene motivado por la política de recortes de la Consejería de Sanidad. Por ejemplo, desde hace tres meses uno de los quirófanos ha dejado de operar los viernes, según afirman los trabajadores. De hecho, han enviado una carta al consejero de Sanidad, Javier Rodríguez, en la que solicitan que "este despropósito no se lleve a cabo" y amenazan con llevar a cabos "medidas de presión" si continúa el cierre del área.

Fuentes del centro aseguran que la asistencia quirúrgica está garantizada y que no ha habido cambios en la actividad programada de los cirujanos: "El Gregorio Marañón dispone en la actualidad de camas suficientes para absorber la demanda de ingresos en traumatología", aseguran.