Las colinas y arboledas clásicas del Algarve rodean este confín del territorio luso, creando un marco verde tan solo interrumpido por el azul intenso del océano. Es un rincón de Portugal donde predominan la serenidad y la tranquilidad. Es Sagres, el Finisterre portugués.
El contacto con la naturaleza y las actividades al aire libre son el leitmotiv de unas vacaciones en Sagres, un municipio del Algarve próximo a cabo San Vicente. Se trata de un destino rodeado de innumerables playas, calas recónditas, acantilados convertidos en terrazas de gran altitud, pequeños puertos... Diferentes elementos que componen la que recientemente ha sido catalogada por la revista National Geographic Traveller como una de las 10 mejores vistas marinas del mundo.
El conjunto del faro, acantilado y cabo San Vicente constituye uno de los rincones más visitados de Sagres. Parejas, familias y grupos de amigos se concentran cada atardecer en este santuario del sosiego para contemplar una de las joyas del destino: sus puestas de sol en el horizonte marino.
La belleza de sus playas, muchas de ellas casi desiertas, y los imponentes acantilados inclinados sobre el mar constituyen el principal encanto de esta zona. Y es que Sagres es la única región en Portugal con dos costas: la meridional y la occidental. La costa meridional está compuesta por numerosas calas y bahías, mientras que la occidental, al norte del Cabo de San Vicente, es una costa recortada, formada por peñascos.
Muchos de los habitantes aún dedican su tiempo al mar y a la tierra, sacando partido de la abundancia de la naturaleza creando así una variada y sabrosa gastronomía. Sagres es uno de los pocos lugares en el Algarve donde la naturaleza salvaje, junto con un rico patrimonio histórico-cultural, continúa intacta.
Para disfrutar en Sagres hay muchas opciones, desde rutas en bicicleta por los acantilados a clases de surf con las que surcar las grandes olas de la región, pasando por paseos fotográficos o recorridos en barco con los que alcanzar las calas más inaccesibles y descubrir las grutas marinas.
La naturaleza se exhibe en estos lares. El Parque Natural de la Costa Vicentina cuenta con cerca de 76.000 hectáreas, con más de cien especies de flora consideradas como endémicas, raras o localizadas, y un número significativo de especies animales en vías de extinción. Gran balcón para el avistamiento de aves, es el único lugar conocido en el mundo donde la cigüeña blanca nidifica en acantilados marítimos.
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