Enhamed, primer ciego en acabar el Ironman de Lanzarote: "El corazón sufre y acaba exhausto"

  • El deportista paralímpico español completó la prueba con su entrenador y compañero, Andreu Alfonso, y cruzó la meta con su perra-guía, Gayla.
  • El canario se ha preparado en siete meses, cuando lo recomendable son 14.
  • "El peor momento fue el km 34 del maratón. Tuve que parar a vomitar", recuerda.
El deportista paralímpico Enhamed Enhamed (dcha.) luce orgulloso la medalla como 'Finisher' del Ironman de Lanzarote junto a su entrenador y compañero, Andreu Alfonso, y su perra-guía, Gayla.
El deportista paralímpico Enhamed Enhamed (dcha.) luce orgulloso la medalla como 'Finisher' del Ironman de Lanzarote junto a su entrenador y compañero, Andreu Alfonso, y su perra-guía, Gayla.
DIEGO SANTAMARÍA / IRONMAN LANZAROTE
El deportista paralímpico Enhamed Enhamed (dcha.) luce orgulloso la medalla como 'Finisher' del Ironman de Lanzarote junto a su entrenador y compañero, Andreu Alfonso, y su perra-guía, Gayla.

Enhamed Enhamed ha asumido una idea como principio personal: "Buscar cosas diferentes te ayuda a sacar más de ti. Es importante salir de la zona de confort para cambiar tu vida. Aunque te vaya bien, te puede ir mejor. Si no, te acomodas y buscas lo sencillo y, casi nunca, lo sencillo es lo mejor". Estas palabras han guiado al mejor nadador paralímpico español, con ocho títulos mundiales y siete medallas en los Juegos Paralímpicos -cuatro de oro-, hasta convertirse el pasado sábado en el primer deportista ciego que cruza la meta del Ironman de Lanzarote, el más duro del mundo (3,8 km de natación, 180 en bici y 42,2 corriendo).

"Sinceramente, lo de ser el primer ciego no es algo que tuviera en mente ni una motivación para hacer el Ironman. Estaba cansado de rebotar en la piscina como un hámster y necesitaba nuevas experiencias", comenta el canario.

Quisieron desanimarle

Enhamed contó, desde el principio, con el hándicap del tiempo: "Me recomendaron que se necesitaban, por lo menos, 14 meses de preparación, pero por fechas solo podía hacer este. Lo he hecho en siete meses. De hecho, el primer entrenador que tuve me desanimaba, así que me puse en manos de Andreu Alfonso. Al principio, también intentó disuadirme, pero cuando me vio convencido, me dijo que sería mi entrenador y mi guía".

Nacido en Las Palmas hace 26 años, Enhamed reconoce que el Ironman de Lanzarote "es más duro de lo que parece. Física y mentalmente es muy exigente. De todas formas, es más dura la preparación porque el 99,9% de los que compiten tienen que encajarla en su vida normal, con sus trabajos... No son deportistas de élite. Eso tiene mucho mérito".

Sin Andreu, reconoce que no lo hubiera logrado. "Lo primero que le dije a él al cruzar la meta es que sin él, esto no hubiera sido posible. Esto sí que es un trabajo de equipo. Durante la natación era él el que me guiaba con una goma atada a la pierna para ir para un lado o para otro. En bici, conducía él cuando bajabamos a 85 km/h. Solo me fiaría de él. Y corriendo también íbamos sujetos por la muñeca. La carrera fue mi peor momento. A partir del kilómetro 34 me encontré fatal del estómago y tuve que vomitar. Pero me levanté y me dije que tenía que tirar para delante, que solo me quedaban ocho kilómetros", recuerda Enhamed.

Sin su perra-guía, Gayla, también hubiera sido más complicado: "Ha estado conmigo no solo en los entrenamientos de los últimos meses, sino en los últimos cinco años. Hizo los últimos 100 metros a mi lado, corriendo y dando saltos de alegría. y cruzó la meta conmigo. También la dieron una medalla".

Caminando como en 'Walking Dead'

Unos días después, el deportista paralímpico todavía se recupera del enorme esfuerzo. "Dicen que tardas una semana más o menos. El corazón y las piernas sufren mucho y acaban exhaustos. Ahora mismo, no puedo subir unas escaleras porque se me disparan las pulsaciones. Al día siguiente de la carrera, en Lanzarote, era más fácil levantarse de la cama que girarse en ella del dolor que tenía. Y al salir a la calle, sabías perfectamente quién había participado porque andábamos como los zombies de Walking Dead".

Pero el isleño no para y afrontará otro reto dentro de nada, el techo de África. "A finales de julio, ascenderé el Kilimanjaro (5.895 metros). Ahora estoy descansando, pero en dos semanas empezaré a prepararme".

Enhamed, quien imparte charlas de motivación desde hace seis años, afirma que "las medallas no valen para mucho. Disfrutas tres días de ellas y luego las dejas guardadas en un cajón. Otros deportes, como el triatlón, te permiten interactuar con la gente y hacer deporte al aire libre, no como la piscina. A mí me gustaría que la gente, al vernos a todos los que competimos en Lanzarote, no solo a mí por ser ciego, se convenciera de que puede cumplir sus sueños y desafíos".

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