La psiquiatra que atendía al acusado de apuñalar un hombre en Castro niega que padeciera esquizofrenia

Días antes del suceso le notó "irritado"

La psiquiatra que atendió durante años al acusado de apuñalar a un hombre durante las fiestas de La Helguera (Castro Urdiales) ha negado este martes que I.R.A. padeciera una esquizofrenia de carácter indefinido y continuo.

Al contrario, ella considera que más bien era una enfermedad que sufría "de forma episódica", pero que en esos momentos "no estaba activa".

Esta forense ha contado como "días antes" de los hechos, acaecidos en verano de 2007, estuvo con su paciente y le encontró "irritado", pero sin alteraciones en su voluntad o pensamiento, y tampoco había consumido drogas, sustancias que incrementaban sus episodios psicóticos y su carácter "impulsivo".

Así se lo ha explicado a la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, que juzga desde ayer a este hombre, acusado de un delito de homicidio en grado de tentativa por el que Ministerio Fiscal y acusación particular piden una condena de siete años de prisión.

La psiquiatra ha discrepado así de otra compañera, que le atendió posteriormente, y que sí percibió en el acusado una esquizofrenia continua, con ideas "delirantes" de carácter "autorreferencial", que le hacía pensar que la gente por la calle "le miraba y hablaba de él" y también "oír voces". Era una enfermedad, ha sostenido, que se mantenía en el tiempo "con más o menos intensidad".

En lo que sí han coincidido es en la falta de control de la impulsividad que presentaba I.R.A, y que además se "intensificaba más" cuando este consumía alcohol o drogas, como sucedió ese día, en que se pasó 12 horas consumiendo alcohol, ya que la agresión, en realidad, se produjo al día siguiente de la discusión, ya de día.

Otros profesionales que le asistieron tras los hechos han descrito su actitud "poco colaboradora, pasotista", hasta el punto de considerar que "aparentaba simulación" en su actitud, aunque sí le diagnosticaron una esquizofrenia paranoide por la cual no diferencia la realidad de lo que no lo era.

Aún así, consideran que el consumo de drogas no estaba relacionado con una "descompensación" de su esquizofrenia, ya que cuando este es muy elevado no nace falta una enfermedad previa para influir en la conducta de una persona.

"puñalada brutal"

Un testigo de los hechos ha relatado a la Audiencia cómo vio que el acusado tenía guardado un cuchillo entre sus ropas cuando subió a la fiesta, el mismo arma que posteriormente reconocería ante la Guardia Civil cuando se la mostró como el objeto con el que se cometió la agresión.

Esa puñalada, según ha detallado otro forense, le llegó desde el vientre a la espalda por dentro del cuerpo, y le causó distintas heridas que, si no hubieran recibido asistencia, le hubieran provocado la muerte.

El Ministerio Fiscal suma este testimonio a otros que han declarado que, cuando se produjo la discusión entre el acusado y la víctima, el procesado se marchó y dijo: "luego subo", para regresar después y propinar al agredido una "puñalada brutal".

La acusación particular recalca que el arma "casi llega a atravesar" a la víctima, por lo que descarta que la intención fuera sólo lesionarle. "Lo que quería era atravesarle de lado a lado", ha afirmado, y todo con un cuchillo "que era suyo", afirmación que respalda en que lo primero que hizo el acusado tras la agresión fue cogerlo y limpiarlo.

Esta parte añade que el acusado no ha mostrado su intención de reparar el daño ni de someterse a un tratamiento médico tanto para su enfermedad como sus adicciones.

La defensa se basa para pedir la libre absolución en contradicciones entre los testigos en aspectos como la hora en que se produjo la agresión o las diferentes versiones, en las primeras declaraciones o en las actuales, en las que la propia víctima no identificó a su agresor. Y también asegura que no se ha practicado ninguna prueba para confirmar que las huellas en el cuchillo eran las del acusado.

Y en caso de que no se aceptara la absolución, la defensa plantea como atenuante la enfermedad del acusado y su situación de intoxicación por bebidas alcohólicas y otras sustancias. Así, se rechaza que la intención fuera de provocar la muerte a la víctima de la agresión, y se achaca la gravedad de las heridas a la "mala suerte".

También pide que se tenga en cuenta como atenuante las dilaciones indebidas, por los retrasos en la celebración del juicio de una causa que comenzó a instruirse en el año 2007.

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