Isfahán, la bella y deslumbrante capital cultural de Irán

  • La tercera ciudad de Irán fue dos veces capital del imperio persa y acoge dos lugares Patrimonio de la Humanidad.
  • Es el principal destino turístico de Irán, llena de bulevares arbolados, amplias avenidas y bellísimas plazas, palacios, mezquitas y jardines.
  • Pese a ello no recibe muchos turistas: el año pasado no pasó del medio millón.
La plaza central de Isfahán, Patrimonio de la Humanidad, junto con la magnífica Mezquita del Imán.
La plaza central de Isfahán, Patrimonio de la Humanidad, junto con la magnífica Mezquita del Imán.
WIKIPEDIA(Patrickringgenberg
La plaza central de Isfahán, Patrimonio de la Humanidad, junto con la magnífica Mezquita del Imán.

"Esfahan, nesf e yahan (Isfahán es medio mundo)", dicen los iraníes sobre la ciudad que fue dos veces capital del imperio persa y que acoge dos lugares Patrimonio de la Humanidad y un sin fin de legados artísticos y arquitectónicos islámicos. La tercera ciudad más poblada y el principal destino turístico de Irán se sitúa en una llanura a orillas del río Zayandeh y está llena de bulevares arbolados, amplias avenidas y bellísimas plazas, palacios, mezquitas y jardines.

Los iraníes la consideran capital cultural y arquitectónica del país y no pierden ocasión de visitarla cuando tienen un periodo de descanso, sobre todo en esta época, en los primeros meses de la primavera. Isfahán fue capital de Imperio Persa en el año 1047, bajo los selyúcidas, condición que perdió 180 años más tarde con la llegada de los mongoles y que recuperó en el reinado del rey safávida Abás I, principal impulsor de su embellecimiento y de las grandes obras que hoy la adornan.

La plaza central, Naqshe Yahan ("mapa del mundo", también llamada Plaza del Imán), que data de 1602, es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco junto con la magnífica Mezquita del Imán (también denominada Mezquita del Shah, su promotor).

En sus jardines y fuentes, diseñados con un medido sentido de la simetría y el orden, los iraníes descansan, pasean, meriendan sentados en esteras y disfrutan dando una vuelta en coches tirados por caballos y comiendo gaz, los dulces típicos de la ciudad, elaborados con miel y pistacho. Es una de las mayores plazas del mundo, con 510 metros de largo y 165 de ancho y está dominada por la Mezquita del Imán, uno de los mejores ejemplos del refinamiento del arte decorativo y la policromía safávidas.

Su puerta de entrada, de treinta metros de altura, está cubierta por láminas de oro y plata y azulejos azul turquesa profusamente decorados, modelo que se repite en los cuatro impresionantes pórticos del patio interior, elaborados cuidadosamente por los mejores artesanos de cerámica y mosaicos y los más destacados calígrafos de la época. Es el orgullo de los isfahanitas y un lugar donde se respira paz.

Cerca está el jardín de Baghe Chehel Sotun (las 40 columnas), que junto a una lista de nueve jardines que se consideraron el mejor ejemplo de jardín clásico persa, también forman parte de la lista de Patrimonio Universal de la Unesco y merece, sin duda, una pausada visita.

Poco turismo en Isfahán

"Isfahán es como la hermana de Andalucía", dice el alcalde de la ciudad, Morteza Saghaían Neyad, que añade que por eso "en 2006 fue elegida como segunda capital cultural del mundo islámico después de la Meca".

El Ayuntamiento se ha fijado como objetivo duplicar el escaso número de turistas extranjeros que recibe, que el año pasado no sobrepasó el medio millón. Según el regidor, el cambio de gobierno y la lenta mejora de las relaciones con el mundo han logrado en los últimos nueve meses que el número de viajeros que se acercan a la ciudad se haya incrementado un 30%, pero Isfahán tiene capacidad para muchos más.

Esta bella ciudad es también uno de los más importantes centros de artesanía y en las calles que rodean Naqshe Yahan se acumulan talleres de pintores miniaturistas, cerámica y, cómo no, vendedores de alfombras.

Otro de sus puntos fuertes arquitectónicos son los puentes, que en los últimos años se levantan sobre un lecho seco y entre los que destacan el hermoso Si o Seh Pol (33 puentes) y Kajú, bajo el que los jóvenes varones cantan a capela los viernes al medio día por la hermosa resonancia que tiene. Las mujeres no pueden hacerlo porque tienen prohibido en Irán cantar solas en público.

Tampoco se puede dejar de visitar el histórico Bazar e Bozorg, uno de los mayores y más antiguos zocos de Irán, donde se encuentra de todo y ver a los artesanos trabajando, desde los que golpean el cobre para hacer cacharros de cocina hasta los que imprimen a mano manteles de tela con profusos motivos florales.

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