S.La repostería de Cuaresma, "una delicia para el paladar" más refinado de la Semana Santa sevillana

Los naranjos en flor y el olor a azahar en las calles de Sevilla no sólo anuncia la llegada de la primavera a la capital hispalense, se trata del preludio de la Semana Santa. Unos días en los que el incienso se mezcla con el calor de los hornos tradicionales para elaborar los dulces típicos de Cuaresma. Las torrijas, los pestiños o los gañotes son los protagonistas en cualquier confitería sevillana y una "delicia" para todos los paladares.
Las torrijas, el placer de la Semana Santa
Las torrijas, el placer de la Semana Santa
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Las torrijas, el placer de la Semana Santa

SEVILLA, 18 (

Europa press televisión)

Los naranjos en flor y el olor a azahar en las calles de Sevilla no sólo anuncia la llegada de la primavera a la capital hispalense, se trata del preludio de la Semana Santa. Unos días en los que el incienso se mezcla con el calor de los hornos tradicionales para elaborar los dulces típicos de Cuaresma. Las torrijas, los pestiños o los gañotes son los protagonistas en cualquier confitería sevillana y una "delicia" para todos los paladares.

Son dulces que no se hacen todo el año y cuyas recetas pasan de generación en generación. ¿Su secreto?: La manteca. Y es que a diferencia de otros dulces, estos se elaboran "sin manteca". Según ha explicado en declaraciones a Europa Press Televisión la propietaria de una confitería sevillana, Pilar, esta repostería se caracteriza porque "la mayoría no lleva manteca" y "durante la cuaresma no se puede comer carne". Por lo que para aliviar el ayuno de carne durante la época de Cuaresma que mejor que darse un dulce homenaje.

Ya sean torrijas, pestiños o rosquitos, todos tienen como denominador común su artesanía. "Son productos elaborados con recetas antiguas y muy artesanas", ha afirmado la propietaria de otro establecimiento pastelero, Magdalena. De hecho, ha indicado que es fácil distinguir los sabores de antaño de los productos que se venden en las grandes superficies.

"No llevan ningún tipo de aditivo ni conservante", ha explicado otra artesana de la repostería, María del Carmen, porque en su preparación radica "la antigua usanza". Todas estas maestras del dulce de Cuaresma coinciden en que su elaboración "es totalmente artesana". "Mantenemos las recetas tradiciones por lo que los sabores son más peculiares, se nota mucho el sabor porque recuerda a la niñez", han concluido.

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