La falta de yodo, enemigo invisible de las embarazadas

  • El yodo es imprescindible para la producción de hormonas tiroideas y está implicado en una multitud de funciones fisiológicas.
  • La deficiencia en yodo acarrea el agrandamiento anómalo de la glándula tiroides.
  • El efecto más dañino se produce en las madres gestantes, que no pueden pasar las necesarias hormonas tiroideas al feto.
El consumo de sal no debe pasar de 5 gr. y mejor si es yodada.
El consumo de sal no debe pasar de 5 gr. y mejor si es yodada.
WIKIMEDIA
El consumo de sal no debe pasar de 5 gr. y mejor si es yodada.

El yodo es un elemento imprescindible para la producción de hormonas tiroideas y está implicado en una multitud de funciones fisiológicas. La deficiencia en yodo es una carencia nutricional muy frecuente. En los últimos años, España ha salido del mapa en el que la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye a aquellos países en los que existen graves deficiencias de yodo.

Pero las autoridades sanitarias señalan que no hay que bajar la guardia. Según explica Sergio Donnay, coordinador del grupo de trabajo de deficiencia de yodo y disfunción tiroidea de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), las posibles carencias se dan sobre todo en el grupo de las embarazadas donde aún existen casos de déficit que ocasionan graves efectos sobre el desarrollo psiconeurológico de fetos y niños.

Las deficiencias en yodo acarrean una gran cantidad de problemas de salud. En los adultos los efectos más aparentes se centran en el bocio, el agrandamiento anómalo de la glándula tiroides que intenta compensar las carencias aumentando su tamaño con el objetivo de producir más hormonas.

Sin embargo, sus efectos no visibles son los más dañinos ya que se producen en las madres gestantes que no pueden pasar las necesarias hormonas tiroideas a los fetos, dando lugar en éstos a importantes problemas en el desarrollo psiconeurológico. Los niños son otro grupo de riesgo ya que las deficiencias afectan en gran medida a su desarrollo neurológico.

Se han realizado estudios que muestran que en el caso de madres que durante el embarazo presentaban deficiencias en yodo sus hijos a los 5 y 6 años mostraban peores resultados cognitivos que aquellos cuyas madres tenían niveles óptimos del elemento en la gestación.

Si una mujer tiene déficit de yodo cuando descubre su embarazo los efectos perjudiciales sobre el feto pueden haber ya comenzado y continuar durante un tiempo prolongado antes de que se puedan subsanar estas carencias nutricionales y sus perjuicios sobre su hijo. Además, Donnay apunta que las mujeres con deficiencias en yodo pueden además presentar mayores tasas de aborto e infertilidad que aquellas que poseen las cantidades óptimas.

La sal yodada, el principal aliado

La cantidad necesaria de Yodo en la dieta diaria es pequeñisima (150 - 300 miligramos), es decir que una cucharadita de yodo es lo que cada persona necesitaría para toda su vida. El yodo se encuentra presente en pescados, mariscos y en la leche, aunque en proporciones no controladas. Según señala Donnay, la única fuente segura para conseguir un aporte adecuado y continuo es la sal yodada.

Sin embargo, según señala la OMS menos del 90% de los hogares consume sal yodada y en España este porcentaje se reduce hasta menos del 60%. En otros países en los que se ha erradicado por completo la deficiencia en yodo se ha optado por incluir la sal yodada en toda la cadena alimentaria, "algo que en España no se hace por falta de voluntad política", afirma Donnay.

No obstante, el experto señala que no hay que abusar de la sal sea cual sea su composición. El consumo ideal diario de sal se estima en 5 gramos y para que sea eficaz en términos nutricionales en la variedad con yodo debe ser mantenido en el tiempo.

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