La gastronomía sevillana es una cocina ligera y rica en productos frescos propios de la tierra. Tiene dos señas fundamentales: el aceite de oliva, presente en casi todos sus platos, y el empleo de especias –yerbabuena, comino, cilantro, perejil o hinojo–.
De lo mucho que podemos degustar en Sevilla, esta vez nos fijamos en sus platos de cuchara, propios del tiempo frío, pero no solamente. Destaca la sopa sevillana con el toque especial que le da la mayonesa diluida que caracteriza a este plato conocido como gazpachuelo.
Tenemos además la sopa morisca –que mezcla los sabores de la naranja con el de bacalao y las aceitunas negras– y la sopa de picadillo, con taquitos de jamón y huevo cocido.
Y efectivamente, pucheros, ollas y cocidos resultan omnipresentes en las mesas sevillanas en los días más fríos del año. Acaso el más destacado sea el potaje de Cuaresma, que se elabora con bacalao, garbanzos y espinacas.
También es común el consumo de cazuelas de fideos, las habichuelas estofadas, la olla de coles o el puchero de arroz con garbanzos.
Casi todos estos platos de cuchara pueden degustarse con los caldos que se acostumbran a beber en Sevilla, aunque en su mayoría vengan de Cádiz. Son la Manzanilla, el Fino, los Olorosos, los Palo cortado, los Amontillados, los Cream y los Pedro Ximénez.
Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!
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