Los recortes se llevan por delante a 2.761 investigadores en Madrid

  • El número de científicos dedicados a investigación, desarrollo e innovación pasó de 32.163 en 2009 a 29.402 en 2012, una pérdida del 8,6%.
  • De ellos, 1.838 trabajaban en la Administración Pública o en la universidad.
  • Luisa Botella (CSIC): "Sin ayuda privada, no podría mantenerme".
Luisa Botella Cubells, científica, en su despacho del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Luisa Botella Cubells, científica, en su despacho del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
JORGE PARÍS
Luisa Botella Cubells, científica, en su despacho del Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La crisis y los recortes le han dado un mordisco a la investigación en la Comunidad de Madrid. Con la caída de la inversión, miles de científicos han perdido su puesto de trabajo en centros autonómicos, del Estado y de empresas privadas radicadas en la región. Los que han sobrevivido no lo están pasando mejor, pues a la precariedad laboral se unen ahora la falta de medios y una ausencia casi total de expectativas de futuro.

El estudio sobre actividades de Investigación, Desarrollo e Innovación del Instituto Nacional de Estadística (INE) pone en evidencia que Madrid perdió 2.761 investigadores a jornada completa entre 2009 y 2012, último ejercicio con datos cerrados. De 32.163 científicos se pasó a 29.402, un descenso del 8,6%, lo que situó la provincia a niveles del año 2007. El número de técnicos de laboratorio y auxiliares bajó otro 11,9% al caer hasta los 19.370, 2.615 menos de los que trabajaban en el sector tres años antes.

En conjunto, Madrid ha perdido 5.376 profesionales. El mayor palo se lo han llevado los centros e institutos de la Administración Pública, que han prescindido de 2.018 personas entre científicos (983) y técnicos y auxiliares (1.035). Le siguen las empresas privadas, que han eliminado 2.024 puestos (923 y 1.101). Las universidades públicas cuentan con 1.334 menos (855 y 479).

Los que se han quedado sin sitio en la pública, emigran o se pasan a la empresa privada, como Marta (30 años): "Soy bióloga especializada en genética. Trabajé en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, pero no me pagaron. Estuve en la Universidad Politécnica y en el Instituto de Biología Molecular de Barcelona. Quería hacer investigación básica y pedí becas en todos los sitios, pero al final me quemé y pagué un master de 5.500 euros para reciclarme hacia el sector privado".

"Tengo conocidos en Bélgica, Italia, EE UU... Yo misma me planteé irme fuera tras pasar por el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, pero finalmente decidí tener a mi hijo. Hoy estoy en paro y solo me han contestado a uno de los curriculum que he enviado", se lamenta Ángela (29 años), que se doctoró con una tesis sobre virus animales.

Esta fuga de mano de obra es consecuencia de la caída del gasto interno. En 2012, las organizaciones dispusieron de 3.433 millones, 465 millones menos que en 2009. La cuantía se situó así a niveles de 2006. Esa cantidad representó el 25,6% del gasto interno total, el menor volumen de la década y una cifra desconocida desde que existen registros.

Crisis en el CSIC

El resultado de los recortes se nota en los laboratorios. El Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que es el mayor centro público de España y cuenta con 40 instalaciones en Madrid, recibió una inyección estatal de 95 millones para evitar su quiebra en 2013. De acuerdo a su plan de acción 2014-2017, no hace contratos, ni renueva becas.

"Tiramos de becarios o de estudiantes que están acabando su tesis. Cuando se van, intentamos renovarles, si nos dejan...", explican un doctor. Las medidas de ahorro han llegado al extremo. "En mi centro no reponían los rollos de papel higiénico. Cuando se acababan, la gente se lo traía de casa", revela un estudiante predoctoral. "En invierno, quitaban la calefacción a las 16.00 horas. En verano, el pasillo estaba a 30 grados por falta de aire acondicionado", añade.

Además, la carestía de fondos públicos ha provocado una pelea nunca vista por la financiación privada e internacional. "Los que desconocen cómo relacionarse con las empresas están en desventaja. Además, a nivel europeo competimos con equipos que dedican gente en exclusiva a tramitar subvenciones. Aquí, eso es impensable", señalan desde el CSIC.

'Hachazo' a las universidades

Las universidades, el otro gran polo de desarrollo del país, también están sufriendo. El programa 519 de la Comunidad de Madrid, dedicado a investigación en centros de enseñanza superior, ha mermado en 19 millones en los últimos cuatro años, hasta quedar en 40,5 millones. El presupuesto que el Estado les asignaba para investigación descendió hasta los 158,6 millones en 2013, un 55% menos de lo que recibieron en 2011.

La Complutense, que es la mayor de todas, contó en 2013 con 8,8 millones, la mitad que dos años antes, lo que ha provocado que las investigaciones se ralenticen y que los grupos de investigación de segundo nivel no puedan presentar sus avances en el extranjero. Los 1.100 profesionales con que contaba en 2008 se han convertido en menos de 800.

La Comunidad de Madrid ha redirigido su actividad investigadora hacia los Institutos de Estudios Avanzados (IMDEA), siete centros dedicados al agua, la alimentación, la energía, las redes, los materiales, la nanociencia, las redes y el software que aún funcionan a medio gas y donde la empresa privada tiene la voz cantante. Los hospitales también se han resentido, pero la falta de desglose presupuestario impide saber hasta dónde ha llegado el daño. Las becas predoctorales, que daban derecho a un contrato por cuatro años, fueron convocadas por última vez en 2008.

"Curar el HHT no es rentable"

La doctora Luisa Botella Cubells dio a conocer el estado de la investigación pública en España tras acudir al concurso de televisión 'Atrapa un millón' en 2012. Los 15.000 euros que logró allí los dedicó a mantener su trabajo sobre la Telangiectasia Hemorrágica Hereditaria (HHT), una enfermedad rara con 8.000 posibles afectados en España que provoca hemorragias a quienes la padecen. Dos años después, su trabajo en el Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC progresa, pero la precariedad no le ha abandonado.

Luisa Botella Cubells, investigadora, en uno de los pasillos del CIB"El apoyo de una fundación y la donación de un particular me permiten mantener a una técnico de laboratorio. La investigadora tiene un contrato de tres horas con la asociación de pacientes que nos respalda y otro de cinco horas para estudiar el síndrome de Von Hippel-Lindau, que produce tumores en el sistema nervioso central. Sin ayuda privada, no podría mantenerme, porque curar el HHT no es rentable, así que no interesa a la Administración Pública ni a las empresas", confiesa.

Su día a día consiste en buscar fondos donde no los hay y en ahorrar todo lo posible: "Todos intentamos gastar lo mínimo. Guardamos hasta el último momento el dinero público y tiramos del resto fuentes para no quedarnos sin nada, pero la Administración no ayuda. Mi proyecto se acaba en diciembre de este año y ya debería saber si tengo fondos del plan nacional para seguir, pero la convocatoria no se ha resuelto aún".

Mientras tanto, ha puesto en marcha su segunda campaña de micromecenazgo a través de la plataforma Vórticex, que ayuda a científicos en problemas. "Conseguimos 8.500 euros la primera vez. Pequé de inexperta porque pedí 37.000. Ahora, solicito 5.000 para algo muy concreto: llevar a cabo un estudio piloto con un grupo de pacientes. Además, quien quiera puede contribuir con 1,20€ enviando un mensaje de texto con las siglas HHT al número 28014. Toda la ayuda es bienvenida", admite Botella.

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