No conocemos sus caras pero sabemos que los pies de los gemelos de Elsa Pataky, Tristan y Sasha, son místicos y sonrosados; que la mano derecha del bebé de Eugenia Silva, Alfonso, es firme y bien formada, y que a los dedos de Lia, la pequeña de Cesc Fábregas, que son tímidos y mimosos, les gusta aferrarse al dedo índice de su mamá.

También hemos visto que la oreja de Martín Casillas Carbonero (hijo del portero del Real Madrid y de la popular periodista deportiva) es justa y proporcionada,  pegada a un cráneo redondito. Y que el hijo de Fonsi Nieto, Lucas, posee hoy una nuca tierna de color castaño claro.

La cautela ha provocado que numerosas celebridades que habitúan a compartir con sus seguidores las buenas nuevas en Internet, hayan optado por imágenes parciales cuando se trata de publicar los retratos de sus hijos menores. Así por las redes sociales pululan piernas, brazos, espaldas y cachitos de moflete de, no solo los arriba citados, sino de la descendencia de famosos como Mariah Carey, Jamie-Lynn Sigler o de numerosos usuarios anónimos.

Facebook, WhatsApp y, especialmente, Twitter e Instagram son los espacios favoritos donde exhibir esos retazos de las nuevas incorporaciones a la familia. Pero, también, el lugar de donde cuelgan las imágenes de aquellos que no pueden evitar exhibir a su prole sin trabas.

Entre los bebés más ‘sociales’ , figura la hija de Kim Kardashian y de Kanye West, North West, que luce ojos y sonrisa enormes mientras posa para el público digital. Le sigue Blue Ivy, la pequeña de Beyoncé y Jay Z.

En España, las redes sociales permiten conocer la evolución de Milan, el hijo de Shakira y Gerard Piqué. Pese a que su primera incursión en Internet fue a través de una foto en la que solo se podían observar sus pies calzados con unas zapatillas con su nombre, hoy es posible verle sobre las rodillas de su mamá, en el Camp Nou o esperando en una comisaría a que le entreguen su primer pasaporte.

Aunque la patria potestad no autoriza a los padres a divulgar públicamente fotos de sus hijos, el psicólogo Javier Urra descarta que esa acción sea "perseguible" judicialmente. Y ello,  pese a que, guiándonos estrictamente por la ley, colgar en Internet la imagen de un menor quebranta "el espíritu de la ley de protección de menores" y su derecho a la intimidad. Sin embargo, es altamente improbable que la Fiscalía actúe por un caso como este.

De cualquier manera, Urra desaconseja una práctica que puede tener consecuencias impredecibles y fuera de nuestro control.