Condenado a 26 años de cárcel por secuestrar a su mujer y disparar contra la Guardia Civil

  • Decidió acabar con la vida de su esposa con un arma de fuego.
  • El hijo de ambos intentó rescatar a la madre, y amenazó con dispararle también.
  • La mujer acabó tirándose del vehículo en marcha.
Agentes de la Guardia Civil en tareas de búsqueda.
Agentes de la Guardia Civil en tareas de búsqueda.
EFE / Pepe Zamora
Agentes de la Guardia Civil en tareas de búsqueda.

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a veintiséis años y seis meses de prisión a Ernesto M. R. por secuestrar en octubre de 2010 a su esposa y disparar contra varios agentes de la Guardia Civil.

Así consta en una sentencia, en la que los magistrados condenan al acusado por un delito de amenazas, un delito de detención ilegal en concurso ideal con un delito de asesinato intentado, un delito de atentado en concurso ideal con tres delitos de homicidio intentado y una falta de lesiones.

Entre otros razonamientos jurídicos, los magistrados desatienden en la sentencia la posibilidad de que la agresión del condenado con el arma de fuego fuera producto de una estrategia de legítima defensa, como esgrimía, pues la prueba de balística no deja lugar a dudas de la intención homicida en la forma y manera con la que efectuó los disparos.

El imputado, recuerda la Sala, "es un experto cazador, y si no se produjo resultado lesivo fue debido a las maniobras elusivas adoptadas por los agentes".

Muy al contrario los magistrados exponen en la resolución que "concurre la circunstancia de alevosía" ya que, cuando Ernesto M. disparó contra su mujer, "era plenamente consciente de que su esposa estaba tendida en el suelo, herida e inerme en cuanto acababa de arrojarse de un vehículo de motor en marcha".

Según el fallo, el procesado se encontraba en el momento de los hechos en proceso de separación conyugal. Así, decidió acabar con la vida de su esposa y, para ello, ideó un plan que consistía en trasladarla contra su voluntad a un lugar no determinado para, una vez allí, dispararle con un arma de fuego.

La mujer subió al vehículo y aprovechó un descuido de su captor para llamar por el teléfono móvil a su hijo y advertirle de la situación. El joven llegó al lugar en breve espacio de tiempo, encontrando a su madre retenida en interior de la furgoneta y a su padre en la calle a pocos metros del vehículo. El procesado amenazó a su propio hijo con pegarle un tiro, subió a la furgoneta y se dio a la fuga.

El joven les siguió con su motocicleta

El joven les siguió con su motocicleta al tiempo que llamaba a la Guardia Civil de Las Rozas, comunicando lo sucedido, la ruta que seguía el secuestrador y los datos del vehículo.

Cuando el procesado se percató de que estaba siendo seguido, esta vez por efectivos policiales, perdió los nervios, gritó "¡Esto no puede seguir más!" y cogió del arma. La mujer, viendo el serio riesgo que corría su vida, se tiró del vehículo en marcha, rodando por el suelo y golpeándose en cadera, cabeza y muñecas. A continuación, el acusado paró en seco la furgoneta, y comenzó a disparar a los agentes.

Los guardias civiles repelieron la agresión realizando cada uno de ellos tres disparos, alcanzado uno de ellos en el antebrazo derecho del acusado. Finalmente, el agresor soltó el arma dijo que se rendía y bajo de la furgoneta en la que se encontraba parapetado.

No obstante se negó a ser detenido y engrilletado por lo que tuvo que ser reducido por la fuerza por los agentes, mientras éste no paraba de lanzar puñetazos y patadas a los uniformados. Uno de los agentes resultó lesionado en el transcurso del forcejeo.

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