'Desconectados': un 'reality' de bajo coste retrata la vida sin Whatsapp ni Facebook

  • 'Desconectados' es un ‘reality show’ de bajo coste que empezará a emitirse a través de Internet a partir del próximo 7 de abril.
  • Dos jóvenes de 29 años, que se declaran 'enganchados' a Internet, renuncian a sus móviles y sus redes sociales durante dos semanas.
  • Podrá verse día a día cómo reaccionan y cómo les afecta.
  • Un sociólogo y una psicóloga analizan las emociones y los problemas que conlleva este experimento social para los dos 'sujetos de pruebas'.
Casimiro Aguza y Josefina Moratalla, los participantes del experimento 'Desconectados'.
Casimiro Aguza y Josefina Moratalla, los participantes del experimento 'Desconectados'.
ROL SOCIAL
Casimiro Aguza y Josefina Moratalla, los participantes del experimento 'Desconectados'.

Quedas con tus colegas por Whatsapp, cuentas lo bien que te lo estás pasando por Twitter y, dos o tres días después, todavía estás celebrando alguna hazaña de la noche comentando tus fotos de Facebook. Se ha dicho tantas veces lo mucho que las redes sociales han cambiado nuestra forma de relacionarnos con la gente que todo esto ya suena a topicazo, pero no por ello es menos cierto. Hace apenas una década no teníamos redes sociales, pero muchos ya no saben vivir sin ellas.

Casimiro Aguza y Josefina Moratalla son dos jóvenes de 29 años que confiesan que están en ese grupo que no pueden prescindir de Facebook o Whatsapp en su día a día. Los dos protagonizan Desconectados, un ‘reality show’ de bajo coste producido por la agencia Rol Social que empezará a emitirse a través de Internet el próximo 7 de abril. En él, se muestra cómo ambos renunciaron a sus smartphones y redes sociales durante dos semanas.

"Al principio pensé que no iba a ser nada complicado", confiesa Aguza, "pero la primera semana se me hizo muy lenta. Estaba de muy mala leche y me sentía muy aislado de los planes de mis amigos". Reconoce que el pico de ansiedad llegó hacia la mitad del experimento: "Había dejado de fumar y volví a fumar", asegura. Incluso llegó a pedirle a su compañera de piso que le echara un ojo a su Facebook y comprobara si tenía o no muchos mensajes.

"Hacia el final ya me notaba más desenganchado", sigue el participante de Desconectados, aunque estaba deseando que el experimento concluyera para poder volver a mirar sus redes sociales.

La experiencia de los dos 'sujetos de pruebas' será analizada por la psicóloga Begoña Carbelo y el sociólogo Javier de Rivera. Carbelo explica a 20minutos que algunas de las conclusiones más interesantes a las que llegaron a lo largo del experimento tienen que ver con la atención de la mente.

"Hay que tomar conciencia de que algo bueno como el ‘social media’ puede volverse contra uno", cuenta la psicóloga, "en mis clases en la universidad y en la biblioteca veo que los chicos están mirando el Whatsapp o el Facebook. Es un grado de dispersión tan alto que es imposible que la concentración sea eficiente".

Carbelo cuenta que los dos participantes del proyecto se sentían solos y aislados en los primeros días. "A nivel emocional, estar solo puede producir tristeza. A veces uno también se enfada con sus propias ganas de querer mirar Facebook y no poder", afirma. La psicóloga explica que una conexión permanente a las redes sociales hace que los usuarios estén pendientes del pasado y del futuro y que no atiendan correctamente a lo que sucede en el presente, por lo que puede producir estrés.

Carbelo subraya que la fórmula utilizada en Desconectados es muy drástica, pero señala que los propios protagonistas se dan cuenta de que mientras están pendientes de las redes sociales se están perdiendo otras cosas, a pesar de esa sensación inicial de tristeza y soledad. "La moraleja es que es bueno regular", concluye.

Casimiro Aguza afirma que su capacidad para concentrarse ha mejorado tras el experimento y cuenta que ha tomado algunas medidas radicales tras esas dos semanas. "Miro un poco menos el Facebook y el Whatsapp lo he desinstalado del móvil", dice. Explica que vio que sentía la obligación de contestar de inmediato a todos los mensajes que le llegaban y que era un agobio: "Me he dado cuenta de que no lo necesito". "Ahora me da mucho coraje cuando estoy con alguien y se pone a contestar un Whatsapp", afirma, "y me da vergüenza, porque yo lo hacía antes".

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