Valderas asegura que un proceso constituyente puede ser "un motor de cambio de primer orden"

El vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, ha afirmado este miércoles que el constitucionalismo puede usarse como una herramienta revolucionaria pues permite operar el cambio social a través del cambio constitucional, añadiendo que un proceso constituyente puede ser "un motor de cambio de primer orden".
Valderas, hoy junto al rector de la UNIA
Valderas, hoy junto al rector de la UNIA
EUROPA PRESS/UNIA
Valderas, hoy junto al rector de la UNIA

El vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, ha afirmado este miércoles que el constitucionalismo puede usarse como una herramienta revolucionaria pues permite operar el cambio social a través del cambio constitucional, añadiendo que un proceso constituyente puede ser "un motor de cambio de primer orden".

Así se ha pronunciado Valderas, que junto al rector de la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA), Eugenio Domínguez,

ha participado en la inauguración de las jornadas sobre 'Procesos constituyentes en España y Suramérica' que del 2 al 4 de abril se celebran en la sede de la institución en Sevilla.

Tras hacer un recorrido por los procesos constituyentes en Latinoamérica (Bolivia, Ecuador, Venezuela) que como ha explicado han ayudado a cristalizar "un nuevo constitucionalismo latinoamericano", ha resaltado que un verdadero proceso en este ámbito requiere rescatar el concepto de soberanía, que debe ser ejercida por el pueblo para "que aquello que surja se haga desde la legitimidad de origen y se engrandezca desde la legitimidad de acto".

En este sentido, ha comentado que frente a los procesos que oponen resistencias populares y construyen respuestas también populares a problemas sistémicos, Europa asiste a una crisis de la propia configuración de la Unión Europea y de un modelo insostenible e incoherente de crecimiento económico.

"La crisis actual es el resultado de políticas instaladas y aplicadas desde hace años y consensuadas por todos los gobiernos europeos. Esta es una crisis de la UE y del sistema capitalista y si no resolvemos los problemas subyacentes durará como mínimo una década más, tendrá un carácter mucho más grave y acabará en un nuevo orden social muy perjudicial para la amplia mayoría de la población" ha indicado.

Para el vicepresidente, estamos asistiendo al resultado del proyecto de integración regional defendido por los sectores conservadores de Europa donde "la recomposición de los espacios de rentabilidad se busca mediante los conocidos como planes de ajuste, los cuales son reformas estructurales que dinamitan las anteriores instituciones políticas y económicas, a favor de otras nuevas que facilitan la movilidad y ganancia de capital".

Este nuevo escenario institucional, ha continuado en su discurso, ha facilitado la aprobación de las reformas estructurales de ámbito económico; las reformas del mercado de trabajo que no han tenido otro objetivo que reducir el poder de negociación de los sindicatos y las reformas en la gestión de los servicios públicos que se está convirtiendo en un proceso de "acumulación por desposesión", en el que se incrementa el mercado de capital privado en espacios hasta entonces ajenos al negocio privado.

En este orden de cosas, ha comentado Valderas, se está configurando en Europa un modelo de sociedad donde el orden social se recompone a partir de un empobrecimiento de la mayoría de la población y en beneficio de determinadas minorías (grandes fortunas) vinculadas a la propiedad del capital financiero (bancos) y del gran capital productivo (grandes empresas). Es decir "estamos asistiendo a una recomposición de las clases sociales en nuestro país".

Estas agresiones sociales, sin precedentes en Europa desde 1945, ha subrayado, están generando miles de movilizaciones de las personas trabajadores, de jóvenes sin trabajo, de pensionistas, de profesionales de servicios públicos esenciales, de huelgas generales para reclamar el fin de la política de recortes impuesta por el dogma del equilibrio presupuestario, y esto es consecuencia de que "Europa está desintegrando su proyecto social a favor de un conglomerado transnacional de capitales, responsable en lo que toca de esa orientación neoliberal del proyecto europeo".

Frente a esta situación, Valderas ha señalado que "la revolución social constituyente" debería estar presidida por los objetivos de pleno empleo, por la reducción de las edades de jubilación y de las horas semanales de trabajo, por la cohesión social y territorial de los pueblos europeos, por la adopción de criterios garantistas de convergencia en materia de salarios, por poner fin a la deuda ilegítima, por el empleo y la protección social junto a cláusulas de no agresividad en materia de derechos sociales, civiles y libertades públicas.

Para conseguir este propósito, Valderas ha cerrado su intervención, con un llamamiento a la globalización de la resistencia a través de la suma de la movilización social al servicio de la transformación "siendo capaces de emanciparnos por nuestro propios esfuerzos, dando sentido al papel que como ciudadanos y ciudadanas estamos llamados a desempeñar".

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