La sanidad madrileña deniega la rehabilitación a Mahesh por ser menor de 16 años

  • Mahesh, adoptado con dos años en la India, padece Daño Cerebral Adquirido desde los 8 años, cuando sufrió una caída en una excursión por el monte en Soria.
  • La Comunidad de Madrid recurre la sentencia que obliga al Sermas a facilitarle rehabilitación y la deja en suspenso.
  • Paloma, madre de Mahesh: "Mi lucha es no solo por mi hijo, sino para acabar con la discriminación de los menores con daño cerebral en la rehabilitación".

Estaba previsto que fuera una excursión familiar más al campo. En Soria, en las navidades de 2011. En el paseo, los padres perdieron un segundo de vista al pequeño Mahesh —de ocho años, adoptado en India cuando tenía dos—. El niño se extravió. La búsqueda duró varias horas. Un policía local apareció con el menor en brazos, en estado inconsciente. Lo había encontrado al final de un cortado, junto a una roca. Había sufrido un derrame cerebral y tenía dos fracturas. Los médicos, ya en Madrid, le diagnosticaron Daño Cerebral Adquirido.

Mahesh ni conocía a sus padres adoptivos, ni podía hablar o andar cuando despertó en la UCI. Necesitaba silla de ruedas, usaba pañales. Tuvo que aprenderlo todo de nuevo, a respirar, a tragar, a mover su cuerpo. Después de tres meses hospitalizado, los médicos del Hospital Niño Jesús le dieron el alta con la firme recomendación de proseguir con la rehabilitación integral, la logopedia y la fisioterapia.

Llegado el momento de buscar clínica, solo una de las seis que propuso el hospital a la familia era de titularidad pública. Sin embargo, el Ceadac (del Imserso) no admitía a menores de 16 años, por "una cuestión de organización", le explicaron a Paloma, su madre.

Con gran esfuerzo económico de su familia, Mahesh empezó el tratamiento en la unidad de Daño Cerebral Adquirido del hospital privado Beata María Ana de Madrid. "Durante el tratamiento comprobamos que algunos adultos estaban siendo tratados de la misma manera que mi hijo, pero a través de la Seguridad Social, porque la Comunidad tenía firmado un convenio para un determinado número de plazas. Otra vez aquí, uno de los requisitos era ser mayor de 16 años", explica Paloma.

Discriminación a los menores

Los padres de Mahesh sintieron que la Comunidad de Madrid discriminaba a su hijo por la edad e interpusieron una demanda al Servicio Madrileño de la Salud (Sermas) para que se reconociera el derecho del niño a la rehabilitación y la devolución de los gastos afrontados. El pasado mes de febrero un juzgado de lo Social les daba la razón en el derecho del menor a ser asistido a cargo del sistema público de salud, pero denegaba la devolución de los gastos "por no haber formulado la solicitud en tiempo y forma".

En dos años, la familia ha tenido que desembolsar alrededor de 33.000 euros en los tratamientos que requiere el pequeño de sus hijos.

Pese al dictamen favorable del juez, Mahesh seguirá sin ser atendido a cargo de la sanidad pública. El Sermas ha recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia la sentencia que le obligaba a facilitar al muchacho la rehabilitación. El Gobierno regional argumenta que "se le ha atendió conforme al Real Decreto 1030/2006, del 15 de septiembre, por el que se establece la cartera de servicios comunes del sistema nacional de salud y el procedimiento a su adecuación".

Estos dos años desde el accidente, la rehabilitación ha permitido a Mahesh volver a hablar y a caminar. "A veces se le olvidan palabras, pero ya le hablamos normal", explica su madre. También ha podido recuperar la memoria previa al accidente y pese a que cojea, no necesita ni muletas. A veces se le olvida usar su mano derecha, pero si se lo recuerdas la pone en funcionamiento". Además, continúa en clase con sus compañeros de siempre. Aunque cada tarde —lunes, martes y miércoles— sigue trabajando la memoria, la atención y la movilidad con especialistas en el centro privado Beata María. Una terapia que le ha permido ganar "autonomía y madurez", celebra su madre.

El recurso judicial puede llegar demasiado tarde para Mahesh, que ya tiene diez años, pero su familia está dispuesta a "seguir luchando para que se reconozca el derecho de cualquier menor con Daño Cerebral Adquirido a ser rehabilitado por la sanidad pública".

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