Iván, 'chatarrero' asiduo de un punto limpio: "Lo que para ti es basura a mí me da de comer"

  • Iván (30 años) es un chatarrero irregular que intercepta los residuos en la puerta del punto limpio de Vicálvaro: "Hace un año aquí éramos 4; ahora somos 8".
  • Hace guardia en el centro de reciclaje a la espera de materiales: "Estoy todo el día atento al movimiento del personal. La gente tira cosas que tienen mucho valor".
  • "No intimido a nadie ni robo. Solo me busco la vida reciclando lo que la gente no quiere", asegura Iván. Lo más cotizado es el cobre, el acero y el aluminio.
  • Los 'chatarreros' se plantan en los puntos limpios para quedarse con los residuos.

Para cualquier persona, una simple plancha, un microondas estropeado o una batería de coche gastada no son más que basura, residuos condenados a acabar en un contenedor o en una planta de reciclaje. Pero esos mismos aparatos inservibles pueden llegar a ser un filón para quienes no tienen nada. En los últimos años, es habitual ver por las calles de Madrid a personas que se dedican de forma irregular a la captura y venta de chatarra. Coloquialmente se les conoce como chatarreros, aunque también hay quien se refiere a ellos como rebuscadores de basura o incluso saqueadores de residuos. Ellos, en cambio, prefieren llamarse a sí mismos como "recicladores callejeros".

Uno de estos chatarreros es Iván, un joven de 30 años que suele hacer guardia en la puerta del punto limpio de Vicálvaro para quedarse con los residuos que van llegando a la planta. "Estoy aquí a la espera de que vaya entrando la gente, todo el día atento al movimiento del personal. Cuando viene un coche lo paro y le pido que me dé a mí lo que vaya a tirar", explica este chico. "No creo que a nadie le moleste la forma en que me busco la vida. Lo que tú vas a tirar, dámelo a mí, que yo le encontraré una utilidad. Lo que tú ves como basura, a mí me da de comer", defiende Iván.

Mientras explica su forma de vida, este joven se afana en desmontar una plancha. "De aquí lo aprovecharé casi todo: me dará para sacar bastante hierro y acero, un poco de aluminio y algo de cobre. Lo único que no me sirve es el plástico. Voy acumulando todo el material y cuando consigo juntar un kilo lo llevo a la chatarrería, me lo pesan y me pagan lo que valga", cuenta Iván. El material más cotizado es el cobre (se pagan unos 3,70 euros por kilo), a mucha distancia del acero y el aluminio (por los que se pueden conseguir entre 80 y 90 céntimos el kilo). "Pero depende del día y de la calidad del material", explica.

"Un día normal saco unos 10 pavos"

"Un día normal saco unos 10 pavos, pero si sale bueno puedo llegar hasta los 30 pavos. El mejor día que tuve fue uno en que me llevé 53 pavos: conseguí un par de microondas y un montón de aparatos. La gente es que incluso tira cosas nuevas a la basura", recuerda Iván.

Para él, hoy es uno de esos días de suerte: un coche aparece en la calle del punto limpio y, cuando se dispone a entrar a la planta, Iván lo frena para ver qué aparato trae. Cuando la conductora abre el maletero, a Iván se le ilumina la cara: "¡Una batería! ¡Hacía meses que no veía una de estas!", exclama. Al instante, explica el motivo de su alegría: "Esto vale bastante dinero. Si pesa 10 kilos me pueden dar hasta siete pavos. Y lo mejor es que ni siquiera tengo que desmontarla. Esta mujer me ha solucionado el día".

En los últimos meses, Iván ha visto crecer la competencia en su barrio. "Hasta hace un año, aquí éramos cuatro personas, pero ahora ya somos ocho. Tenemos que hacer turnos para no estar todos juntos: cuando hay uno solo en la puerta la Policía pasa de largo, pero si ve que somos muchos nos obliga a irnos. Siempre me dicen que puedo estar aquí mientras no dé mala imagen y siempre que deje la calle limpia, sin desperdicios", cuenta el joven.

"Algunos se meten a robar y pagamos justos por pecadores"

"Como cada vez hay más gente en paro, nos ponemos todos a buscar chatarra y al final somos tantos que es muy difícil encontrar cosas de valor", lamenta Iván. Las empresas gestoras de los puntos limpios denuncian que la práctica de estos chatarreros perjudica a su actividad. Aunque Iván lo ve de otra manera: "No hago daño a nadie. Sé que hay muchos que se meten por las noches y se llevan todo, pero pagamos justos por pecadores. Lo que hacen ellos sí puede ser robar, pero lo que yo hago no es lo mismo. No intimido a nadie ni robo, solo reciclo lo que la gente no quiere".

Al final de la mañana, carga su bici con los trozos de plancha, la batería y el resto de aparatos metálicos que ha conseguido y se marcha con la mercancía: "Ya tengo bastante por hoy. Entre lo que tengo aquí y el montón que tengo guardado, hoy podré sacarme 15 pavos. Voy a dejar un poco para los del turno siguiente".

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