La obsesión de Hollywood por la 'fórmula Crepúsculo' y la búsqueda de otro 'Harry Potter'

  • 'Divergente' es el último intento por crear otra saga que cautive al público adolescente.
  • En esta carrera, la fórmula se está perfeccionando para evitar los fracasos en cartelera.
  • Coger una saga literaria de éxito, actores jóvenes y guapos que cumplan su papel dentro y fuera del estudio, invertir no demasiado... los ingredientes de este tipo de cintas.
  • 'Harry Potter' y 'Crepúsculo' han acumulado beneficios millonarios y han redefinido la forma en la que Hollywood se dirige a los jóvenes.
Los actores Theo James y Shailene Woodley, de 'Divergente'.
Los actores Theo James y Shailene Woodley, de 'Divergente'.
GTRES
Los actores Theo James y Shailene Woodley, de 'Divergente'.

A lo largo de las últimas décadas Hollywood ha perfeccionado la técnica para cautivar al público adolescente hasta dar con una fórmula que convierte actores desconocidos en estrellas de la noche a la mañana, transforma espectadores en fans y genera un lucrativo y exportable negocio.

'Divergente', el enésimo intento

El último producto fruto de esta engrasada maquinaria comercial es Divergente, filme que debutó en EE UU hace unas fechas como líder de taquilla tras recaudar 54 millones de dólares en pocos días, cantidad que no hizo justicia a las expectativas creadas pero que es suficiente para etiquetarlo como un triunfo. Summit Entertainment, el estudio responsable del fenómeno Crepúsculo, está detrás de la apuesta de Divergente que antes de nacer ya fue diseñada para ser una trilogía que llegará a capítulo por año entre 2014 y 2016.

Una vez presentada en EE UU la cinta hará su desembarco internacional durante abril, lo que servirá para medir el alcance de su éxito económico y si llegará a ser, como Summit espera, un fenómeno global.

"Es un sistema brillante", aseguró Robert Thompson, uno de los expertos más reconocidos en estudios de Cultura Popular en EE UU que ejerce como profesor en la Escuela Newhouse de la Universidad de Siracusa. Thompson señala a Harry Potter y Crepúsculo como los hitos que han redefinido la forma en la que Hollywood se dirige a una audiencia de jóvenes adultos que comenzó a ver como un público diferenciado en los años 70 y 80 con títulos como Desmadre a la americana (1978) y Aquel excitante curso (1982).

No sólo marketing... se necesitan "buenas historias"

El espectador adolescente suele tener más tiempo libre, apunta Thompson, es consumidor de ocio y entretenimiento, y en los países desarrollados cuenta con suficiente poder adquisitivo para llenar los bolsillos de ejecutivos de la meca del cine.

Además es un colectivo muy activo en las redes sociales. Si se logra conectar con él, el estudio tiene asegurado un gran negocio y la película vivirá más allá de la pantalla, como ocurrió con Crepúsculo cuyos seguidores acampaban a las puertas de los cines para ser los primeros en ver cada nueva entrega.

"Los adolescentes están siendo manipulados ahora tanto como antes, pero las formas de manipulación son mucho más inteligentes", comentó Thompson quien aclara, no obstante, que las productoras tienen que ofrecer algo más que una buena campaña de mercadotecnia.

"No puedes vender esto a los jóvenes si no les gusta el contenido. La razón por la que Harry Potter, Crepúsculo, Los juegos del hambre, Divergente funcionan es porque, después de todo, son buenas historias", dijo.

Misma fórmula siempre

Si bien Harry Potter tiene un perfil más infantil y fue de inicio una superproducción, al igual que Las crónicas de Narnia, su modelo de explotación comercial fue adaptado para temáticas juveniles de la mano de estudios más pequeños que fueron los que realmente afinaron el método.

Así llegaron Percy Jackson, Crepúsculo, Los juegos del hambre y ahora Divergente, a los que siguen este año títulos como El corredor del laberinto.

La idea es siempre la misma, invertir menos de 100 millones de dólares en producir una película basada en una saga literaria para adolescentes (mejor si ya cuenta con una legión de incondicionales lectores) con jóvenes y guapos protagonistas desconocidos por el gran público dispuestos a jugar un papel dentro y fuera de la pantalla.

Robert Pattinson, Taylor Lautner, Kristen Stewart y, en menor medida, Jennifer Lawrence, se movían por el circuito independiente antes de adquirir una dimensión estelar en Crepúsculo y Los juegos del hambre. Lo mismo se puede decir de Shailene Woodley (Divergente).

Woodley ya ha sido bautizada como la nueva Lawrence, una campaña orquestada desde el estudio en un llamado de atención a los fans de Los juegos del hambre dado que Divergente también se centra en una heroína en un mundo futurista distópico.

"Ponen a estos actores en programas de televisión (y eventos), la gente les aclama y para cuando llega el momento del estreno de la película, ya son superestrellas a los ojos de los quinceañeros", afirmó Thompson. Además hay un ahorro en costes. Es más barato contratar a un desconocido que a un famoso.

La saga entera de Crepúsculo (5 películas), se hizo por menos de 400 millones de dólares y obtuvo en taquilla más de 3.000 millones.

Intentos que fracasaron

La fórmula no es infalible como demuestran fracasos como Soy el número cuatro, Hermosas criaturas y Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso, pero el margen de error cada vez es menor.

"Todos los autores quieren escribir el próximo Harry Potter y todos los estudios quieren hacer esa película. (Cuando se decide un proyecto) Todo está medido, el momento de publicación del libro, de la película, el reparto del filme, sus apariciones públicas. Es muy sofisticado", dijo Thompson.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento