Cortes, desgarros y pérdida de sangre. Este es el estado en el que quedó el antebrazo del hombre que este martes fue intervenido de urgencia tras saltar la triple valla que separa Marruecos de Melilla.

El protagonista de la imagen quedó enganchado en el vallado mientras intentaba superar la barrera, según afirmaron sus compañeros al resto de internos del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). A pesar de ello, consiguió entrar en territorio español.

Una vez en el CETI, el paciente tuvo que hacer cola en los pasillos para poder acceder a la enfermería, en la que se concentraron otros 70 heridos.

Los médicos que le atendieron comprobaron que la herida abierta no podía ser tratada con una sutura de urgencia debido a que presentaba daños musculares y ruptura de vasos sanguíneos menores. Tras proceder a una desinfección y cobertura básicas, fue derivado al Hospital Comarcal, donde se le intervino en quirófano.

El Comarcal también atendió a un inmigrante que se rompió la pelvis al caer de la valla. En total, 30 personas fueron derivadas al hospital o a diferentes centros de salud por heridas de consideración.

Fuentes sanitarias confirmaron a este diario que el afectado, que aseguró ser ciudadano de Mali, sufrirá pérdida de movilidad y de fuerza en la extremedidad. Su vida, sin embargo, no corre peligro: "Ha tenido suerte de que no le afectó a ninguna arteria importante".

La imagen, remitida a 20minutos por un testigo directo y autentificada por distintas fuentes, muestra lo que son capaces de producir la concertina y el alambre que protegen la línea fronteriza de Europa con África.

Especialistas médicos y de la Guardia Civil confirmaron que las laceraciones son similares a las que han tratando desde el pasado mes de noviembre, cuando el Ministerio de Interior ordenó reforzar el perímetro fronterizo con estas cuchillas. Sin embargo, las mismas fuentes afirman que "no son las peores" que han visto en el CETI.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, aseguró el pasado mes de noviembre que las concertinas eran una medida "no agresiva", de efecto disuasorio y que solo provocaba heridas "superficiales". "En la defensa de los derechos humanos nadie nos va a ganar", proclamó. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, declaró entonces que no sabía si podían "afectar a las personas". Interior llegó a remitirle un informe sobre esta situación, pero el mismo no contemplaba dar marcha atrás.

Clemente Cabero, gerente de Kwazulu, una de las empresas que fabrican este material, aseguró en declaraciones a Gonzoo que el efecto que producen es "similar a un picotazo". "Depende de la agresividad de la persona. Si te pinchas y te pones agresivo y tiras de la mano, claro, te rajas. En 1999 nos reíamos porque venían las cabras de Marruecos y pasaban la concertina sin rasguño alguno. Y claro, es que muchos animales son mucho más inteligentes y menos agresivos que muchas personas".

La colocación de las cuchillas se hizo con la oposición de todos los grupos políticos —salvo el PP— y, en especial, del PSOE, que usó los mismos elementos en 2005 y los retiró en 2007 —solo del perímetro interior— por las presiones recibidas.

La comisaria europea de Interior, Cecilia Malmström, cuestionó su efectividad en el mes de diciembre. El ministro del Interior se reunió con ella en marzo, pero se negó a prescindir de ellas. A cambio, solicitó a los organismos europeos más ayudas para luchar contra la inmigración irregular.