¿Qué tienen en común Darth Vader, Chucky y Tarzán? Exacto: ninguno de ellos es buen padre

  • Este miércoles es el Día del Padre, y para celebrarlo seleccionamos algunos de los peores padres de ficción de la historia.
  • Tarzán, que jamás escolarizó a Boy; el dios Saturno, que se comía a sus hijos enteros; Darth Vader, que se desentendió de sus mellizos...
  • ¿Cuál es tu peor padre de ficción favorito? Deja tu opinión en los comentarios.
Johnny Weismuller acompañado de Maureen O'Sullivan, el joven Johnny Sheffield y la mona "Chita" en 'Tarzán en Nueva York' (1942).
Johnny Weismuller acompañado de Maureen O'Sullivan, el joven Johnny Sheffield y la mona "Chita" en 'Tarzán en Nueva York' (1942).
Warner Bros.
Johnny Weismuller acompañado de Maureen O'Sullivan, el joven Johnny Sheffield y la mona "Chita" en 'Tarzán en Nueva York' (1942).

Llegó el Día del Padre. Tus hijos llevan semanas preparando en el colegio todo tipo de refinadas artesanías: desde cucharas de palo con ojos de rotulador y pelo de lana hasta paisajes de legumbres pegadas en un folio. Y, si ya tienen su propia paga, puede que incluso te compren un bolígrafo o una bonita corbata... Pero el mero hecho de ser padre no es mérito suficiente para recibir estos ilusionantes regalos: hay que ganárselos. Si tienes dudas sobre tu valía como padre, siempre puedes recurrir a la ficción para aprender, al menos, cuáles son aquellas cosas que no debes hacer jamás. El cine, la literatura, la música y la mitología están llenos ejemplos de malos padres. Evita a toda costa comportarte como ellos y estarás más cerca de criar a tu hijo con amor, sabiduría y responsabilidad.

Diez maneras de ejercer la paternidad que más vale evitar

1. No obligues a tu hijo pequeño a vivir en un hotel aislado y embrujado. Está muy bien que quieras ser novelista y busques un trabajo que te deje tiempo para escribir tu gran obra maestra. Pero quizá sea un poco extremo forzar a tu familia a trasladarse contigo a un hotel solitario que no podréis abandonar en todo el invierno y que cuenta, además, con sangrientos antecedentes. Si pese a todo te emperras en seguir adelante con tu plan inicial, al menos no perseveres cuando todos los indicios apunten a que has empezado a perder la chaveta... Eso hizo Jack Torrance en la novela El resplandor (Stephen King) y mira cómo acabó la cosa.

2. No devores a tu progenie para evitar que te arrebaten el poder. Eres ambicioso, has llegado a lo más alto que un dios puede llegar y un oráculo te advierte de que uno de tus hijos te destronará y ocupará tu lugar. Es fastidioso, de acuerdo, pero devorar a tus pequeños no es la solución. El dios Saturno se comió, a medida que iban naciendo, a Vesta, Ceres, Juno, Neptuno y Plutón. Feo, muy feo. Y además, no le sirvió de nada: su esposa Rea, harta de la situación, le acabó dando gato por liebre con Júpiter, al que puso a salvo mientras le entregaba a Saturno un pedrusco con pañal. Júpiter no sólo le derrocó, sino que además le obligó a vomitar a sus hermanos, que fueron expulsados vivitos y coleando. Un final feliz para todos... salvo para Saturno, que además del bochorno fue inmortalizado por Goya y Rubens en una actitud muy poco favorecedora.

3. No te pases al lado oscuro y dejes que tus mellizos se críen sin un padre. Probablemente, Darth Vader es el primer nombre que se le viene a la cabeza a la mayoría de la gente cuando se les pide que mencionen un malvado de película que, además, sea mal padre. Como si dejarse engatusar por el lado oscuro de la fuerza no fuera suficientemente grave, el hombre del casco más icónico de todos los tiempos se desentendió absolutamente de sus hijos, que crecieron en familias separadas sin saber nada de su malvado progenitor. "Yo soy tu padre", acaba revelándole muchos años más tarde a su hijo Luke Skywalker, en plena batalla de espadas láser, en la película El imperio contraataca (George Lucas). A buenas horas, mangas verdes.

4. No tengas a tu hijo sin escolarizar y con una chimpancé como única compañera de juegos. Hacer que tu hijo viva rodeado de arenas movedizas, arañas gigantes, tribus antropófagas y otros peligros no es un ejemplo de paternidad responsable. Tampoco lo es privarlo de la compañía de otros niños, no llevarlo nunca a un colegio y que lo más parecido que tenga a un amigo de su edad sea la mona Chita. Efectivamente, estamos hablando de Tarzán, el personaje de Edgard Rice Burroughs que, en su versión cinematográfica protagonizada por Johnny Weissmuller, adoptaba a un niño al que bautizaba (es un decir) como Boy. Una cosa es inculcar en el pequeño valores ecológicos y respeto por la naturaleza... y otra cosa es esto.

5. No les des absolutamente todo lo que te pidan. Algún padre insensato, en su afán de granjearse el amor incondicional de sus hijos, puede acabar pasándose al extremo contrario y colmar a sus pequeños de todo tipo de mimos y regalos. ¡Craso error! Corres el riesgo de que acaben completamente malcriados y los muy ingratos te canten a la primera de cambio "Adiós, papá, consíguenos un poco de dinero más" (como hacían Los Ronaldos, allá por 1988, en su disco Saca la lengua) o incluso "Aparta papá que te empapa la papa", como coreaba irrespetuosamente Mamá Ladilla en su Azobispofobia (1996).

6. Si te vas de viaje, no te olvides del niño. Es comprensible que te vayas de vacaciones al otro lado del charco y, con todo el lío de los preparativos, olvides avisar a alguien para que se pase a darle de comer al hámster. Digamos que es algo que le puede pasar a cualquiera. Pero otra cosa muy diferente es que te olvides de tu propio hijo, por muy repelente que sea. No hagas como Peter McCallister en Solo en casa (Chris Columbus, 1990), que se fue con toda la familia de Chicago a París dejándose al pequeño Kevin solo en casa, a merced de dos pérfidos ladrones. ¡Organización! Si vas a viajar, haz una lista de las cosas que debes llevar contigo. Y, por si acaso, incluye en ella a los hijos.

7. No desposes a todas tus hijas ni las obligues a entregar a sus hijos varones a unos muertos vivientes. ¿Te parece una perogrullada de consejo? Pues no todo el mundo es de esa misma opinión. Craster, uno de los personajes más deleznables de la saga de Juego de Tronos (George R. R. Martin), vive más allá del Muro con sus hijas, a las que trata como esclavas y cuyos bebés arroja a los Caminantes Blancos. ¿Te imaginas a las hijas de Craster cantándole agradecidas el Feliz en tu día cada 19 de marzo? Yo tampoco.

8. Si puedes elegir, no obligues a tu hijo a vivir en condiciones extremas. Si sientes que tu hijo adolescente se está alejando y quieres estrechar lazos con él, puede que pasar un fin de semana de acampada sea buena idea. Pero no llevártelo a una isla desierta e inaccesible de Alaska a pasar un año entero sufriendo penalidades, como hace Jim, el protagonista de la novela Sukkwan Island (David Vann).  Un veranito tal vez, pero ¿un año entero? Un gran libro con el que, de paso, uno aprende algunos tips básicos sobre las relaciones padre-hijo.

9. No utilices tus superpoderes para vengarte. Usar tu control absoluto del magnetismo para matar a mansalva presa de la ira no es buena idea. Magneto, el personaje de X Men creado por Stan Lee,  lo hizo después de que su hija falleciera en un incendio y no sólo fue incapaz de salvar a su primogénita, sino que además perdió a su esposa, que huyó embarazada de mellizos. Magneto no descubrió que era el padre de Mercurio y la Bruja Escarlata hasta muchos años después... Otro que, como Darth Vader, no se tuvo que levantar ni una sola noche para cambiarle el pañal a los mellizos ni darles un biberón.

10. Si no estás hecho para ser padre, utiliza anticonceptivos. Reconozcámoslo: por mucho que nos asesoremos y por muchos consejos que nos den, no todos estamos preparados para ser padres. Si, por ejemplo, eres un muñeco de plástico asesino poseído por el alma de un psicópata mediante magia negra, lo menos que debes hacer es utilizar medidas anticonceptivas cuando tengas relaciones sexuales con otra muñeca de plástico. En serio. Chucky, el muñeco diabólico (Don Mancini, 1988) hizo oídos sordos a este consejo... y el resultado puede verse en La semilla de Chucky (Don Mancini, 2004). Paternidad, sí, pero con responsabilidad.

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