Verónica Almazán: "Mi madre se imaginaba en Ifema preguntando por mi tatuaje de mariposa"

  • La bomba de El Pozo cambió el carácter de Verónica, que entonces tenía 21 años.
  • Dejó de frecuentar sitios concurridos, como centros comerciales o discotecas.
  • Algunos heridos y familiares de los fallecidos el 11-M hablan con '20minutos' diez años después del peor atentado terrorista ocurrido en territorio español.
A Verónica Almazán sobrevivir a la explosión de El Pozo le hace vivir con intensidad cada tragedia que ocurre en el mundo.
A Verónica Almazán sobrevivir a la explosión de El Pozo le hace vivir con intensidad cada tragedia que ocurre en el mundo.
JORGE PARÍS
A Verónica Almazán sobrevivir a la explosión de El Pozo le hace vivir con intensidad cada tragedia que ocurre en el mundo.

Uno de los recuerdos que más le duelen a Verónica Almazán, 31 años, es el de su madre en la misma tarde del 11-M diciéndole, entre lágrimas, que horas antes se imaginó por los pasillos del Ifema preguntando por una chica de 21 años con una mariposa tatuada en la mano. Verónica se salvó de morir en El Pozo, pero la brutal explosión le cambió hasta el carácter.

Como cualquier veinteañera, Verónica acostumbraba a salir con las amigas por la noche, pero desde el 11-M nunca volvió a poder ir con ellas de discotecas, ni siquiera podía entrar en los centros comerciales. "Me producía ansiedad meterme en sitios con mucha gente, pensaba que todo iba a salir despedido por los aires".

Diez años después de aquello, Verónica sonríe. Está embarazada y se toca con mimo la barriguita incipiente. Ha dejado atrás el collarín, el tratamiento psiquiátrico y hasta el psicológico. No sabe exactamente si es por lo que vivió en El Pozo, pero le afectan mucho más que antes las tragedias, ocurran en el punto del planeta que ocurran. Sean tsunamis o bombas. El recuerdo del accidente de Spanair es lo que más se aproxima a lo que sobrevivió. "Te sientes muy relacionada".

Los primeros años cuando llegaba el 11-M al calendario Verónica compraba flores para dejar en el recuerdo de los que fallecieron en la estación de El Pozo. "Pensaba que podía haber sido cualquera de ellos y eso hace que te sientas culpable. Veía que entre los fallecidos había gente más joven que yo, o miraba a sus familiares, y me sentía impotente. Era impotencia, mezclada con alegría de saber que no me había ido. Confusión y culpabilidad, era algo raro".

Este año tiene que ir a trabajar. Es martes y, por muy décimo aniversario que sea, ella espera "un día normal". De todas formas, ya se acuerda del 11-M cada día de su vida.

Cuando su hijo esté listo para escucharlo, Verónica le contará que sobrevivió a un terrible atentado. Para ese día guarda una carpeta llena de documentos que le enseñará. "Son recuerdos que me pertenecen. Entre otras cosas, los mensajes de ánimos que recibí, que me permiten dar gracias hoy por encontrame bien".

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