Imagine que usted está sentado en el sofá de su casa y, de repente, suena el timbre. "¿Quién será?", pensaría si no esperaba ninguna visita. Entonces decide abrir la puerta y se encuentra de frente con un hombre con una sonrisa de oreja a oreja y cara de monaguillo.

Este señor le explica a continuación que representa a una importante compañía de luz y gas y le informa de las bondades de la misma para que cambie de suministrador y poder así tener acceso a una tarifa más baja. La tentación es grande, pero usted está contento con el servicio que tiene contratado y decide dejar las cosas así.

En el libro de Rubén Sánchez se recogen también otros abusos habituales, como las multas por cancelar una portabilidad Al poco tiempo, recibe una factura de esa compañía. Usted se pone entonces en contacto la empresa, que no para de mandarle recibos, les explica que no ha contratado nada con ellos y solicita que le enseñen el contrato que supuestamente ha firmado.

En el documento, como era esperado, aparece una firma que no es la suya y al lado las iniciales P.O. (que significan firmado por orden). Además, el comercial, como no pudo acceder a sus datos bancarios, indicó en el contrato que realizaría el pago por ventanilla.

Este pequeño relato no tiene nada que ver con la ficción. Es una realidad con la que actualmente puede encontrase cualquier persona. A los tradicionales fraudes en las altas de nuevas líneas de telecomunicaciones o en los cambios de compañía, en los últimos tiempos ha vuelto con fuerza la moda de los contratos que, de repente, aparecen a nuestro nombre pero están firmados con la mano de otro, tal y como denuncia Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción, en su libro Defiéndete de #101fraudes, que saldrá a la venta este martes.

Sánchez también cuenta, entre otros, el caso de una persona a la que una compañía telefónica le envío una factura de un número desconocido. Como se negó a pagar le incluyeron en un registro de morosos. Tras varias reclamaciones, logró que el enviaran el contrato: estaba en blanco y su firma manipulada digitalmente. El cambio de compañía no solicitado por el usuario es una práctica que en el mundo anglosajón se conoce como slamming.

En el libro de Rubén Sánchez se recogen también otros abusos habituales como las multas por cancelar una portabilidad, las artimañas de las aerolíneas para hinchar el precio del billete o decir que los productos de segunda mano no tienen garantía.