Ley del silencio en el colegio Valdeluz tras la detención de un profesor por abusos sexuales

Exterior del colegio Valdeluz, este jueves por la tarde.
Exterior  del colegio Valdeluz, este jueves por la tarde.
Jorge París
Exterior del colegio Valdeluz, este jueves por la tarde.

El pasado martes, 11 de febrero, Andrés D., de 51 años, profesor de Música y Filosofía desde hacía 20 años en el centro concertado Valdeluz (ubicado en el barrio del Pilar, en Madrid), era detenido por la Policía. Supuestamente, D. llevaba abusando sexualmente de al menos 12 de sus alumnas  (todas entre 12 y 17 años de edad) desde 2006. Cuando saltó la noticia, la dirección del centro, con más de cuatro décadas de experiencia educativa a sus espaldas, aseguró que nunca se había sospechado nada del profesor, y que se habían enterado por los agentes de la denuncia de las alumnas.

Varios días después (este jueves), la Policía detuvo al director y al jefe de estudios del colegio por, presuntamente, haber omitido el deber de informar de la conducta del docente. Fuentes del Cuerpo no descartan que en las próximas horas pueda haber más detenciones entre el profesorado por encubrir lo sucedido, así como más denuncias de alumnas. La misma mañana del arresto, el director del colegio, Eustaquio Fuentes, había asegurado ante los medios que ninguna madre había denunciado al profesor ante la directiva: "Si lo hubiéramos sabido lo habríamos cortado inmediatamente", dijo.

D. era muy conocido en el centro por las numerosas actividades extraescolares en las que colaboraba. Casi siempre se le veía en los viajes de fin de curso y en las excursiones, en las que también participaban los padres. Además, organizaba fiestas y dirigía el coro de la escuela de música Melodía Siglo XXI, anexa al centro. Al parecer, una de las denunciantes era también alumna de esta escuela, y se había dado de baja de la misma hace un mes sin explicar los motivos. "La Policía vino por aquí porque les habían dicho que los abusos se cometían en las clases de música. Y me parece raro. Aquí no tenemos tutorías, y Andrés no daba clases particulares, sino grupales, con las aulas abiertas y a la vista de todo el mundo. Como las del coro o las de historia de la música", explica el administrador de Melodía Siglo XXI a 20minutos.

Al hablar de Andrés, la mayoría de sus estudiantes le definen como un tipo afable y elegante. "Iba siempre con traje y nos hacía gracia, sobre todo por las corbatas de Disney y de dibujos animados que se ponía”, comenta una exalumna. Nunca vieron un gesto raro o un comportamiento extraño por su parte.

Trabajaba con su mujer y su hija

El mismo día de su detención, su esposa, que también trabajaba en la escuela de música, llamó para preguntar por él. En la escuela tampoco sabían nada y no le localizaban. Cuando la mujer llegó al centro los trabajadores ya habían sido avisado por "los curas" (Valdeluz es un colegio agustiniano). Se enteró por ellos. "La dijimos que se fuera a casa y se ha dado de baja por unos días. Se quedó blanca. Normal, ambos iban siempre juntos a todos lados. Llamaba la atención verles tan unidos", explican miembros de la plantilla. El matrimonio tiene una hija, ya mayor, que también trabaja en la escuela de música, "aunque en realidad no era hija suya, sino de la anterior pareja de su mujer. El no tenía hijos", dicen.

La esposa de Andrés era una de las muchas socias que gestiona esta escuela (una sociedad propiedad de varios profesores), aunque su marido era bastante más conocido que ella, pues hacía de puente de unión entre Valdeluz y Melodía Siglo XXI. Gran parte parte de los alumnos de la escuela vienen del colegio, un enorme complejo educativo con 90 profesores y unos 1.700 alumnos. Posee varios edificios, y, aparte de la escuela de música, también dispone de pistas de fútbol y baloncesto, actividades con boy-scouts, teatro... Fue fundado en 1967 e imparte enseñanzas de educación infantil, educación primaria, educación secundaria y bachillerato.

Este jueves, la sorpresa y el silencio era la nota predominante a la salida de clase. Muchos de los padres no querían hablar, y los pocos que lo hacían aseguraban no conocer ni al profesor ni a las denunciantes. Algunos alumnos parecían repetir de memoria: "No tenemos nada que decir. Solo que es un gran centro y el mejor colegio del barrio". Uno de los padres, incluso, llamó "terrorista" a una reportera que había acudido al colegio a cubrir la noticia, criticando el daño que los medios están haciendo a la imagen del colegio cubriendo el suceso de forma "sensacionalista". "Es uno de los colegios más estrictos y de mayor calidad de la capital", dicen. Horas después, otro alumno, de unos 15 años, y que ha salido más tarde de clase, reconoce que los profesores apenas les han proporcionado información: "Solo nos han pedido que intentemos evitar a los medios, supongo que para no perjudicar la imagen del cole. Pero tampoco nos han dicho mucho más".

Una denuncia en grupo

El núcleo del grupo de chicas denunciantes formaban pandilla, según un empleado de la escuela de música. De hecho, su caso es llevado por la misma abogada. Algunas de  ellas son mayores de edad, exalumnas, y, según fuentes policiales, habrían esperado a salir del centro para denunciar el caso. D. ha sido acusado de abusos sexuales, violación y exhibicionismo. Según la Policía, el docente habría aprovechado su posición de autoridad entre las jóvenes para cometer sus fechorías, que la mayor parte de las veces se habrían limitado a tocamientos en la zona genital, aunque puede que también haya habido algún caso de penetración.

Sorpresa, silencio, estupor… pero también escándalo, acusaciones y comentarios crueles. Tanto sobre las presuntas víctimas como sobre el profesor: "Jamás me esperaría nada similar de alguien como Andrés, que me dio filosofía y música en su academia. Nunca tuvo una mirada fuera de lugar. Jamás se sobrepasó", afirma el usuario Javier Quintela en el perfil de Facebook del Valdeluz. Varios comentarios después, Txema Pamundi, otro usuario, le contradice: "Estuve en ese centro de tortura y adoctrinamiento 13 años […] Al padre Julio le vimos la polla en 6º de EGB un día sí y otro también, por debajo de su mesa. Después le pillaron masturbándose en la biblioteca".

En la calle, fuera de las aulas, entre los corrillos de alumnos y padres, ya sin el anonimato de internet, también hay lugar para la vehemencia. Unos niegan lo ocurrido y aseguran que el docente era "un buenazo", otros, que el director y algunos miembros del profesorado lo sabían todo. Algunos llegan a decir que el grupo de chicas denunciantes solo querían fastidiar al profesor.

D. se encuentra en disposición judicial, a la espera de que la justicia decida sobre su caso. El resto del mundo, sin embargo, no es tan paciente, y pese a la (cada vez más maltrecha) presunción de inocencia, el profesor ya nunca podrá librarse de la peor de las condenas. La social. Tampoco sus alumnas.

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