Sintra, el Portugal más romántico

  • Patrimonio de la Humanidad, Sintra es uno de los lugares más bellos de Portugal.
  • Las dos chimeneas cónicas del Palacio Real son parte inconfundible de su perfil.
  • El Palacio Nacional da Pena surge entre el bosque como un castillo de cuento.
Vista general de Sintra.
Vista general de Sintra.
estoril-portugal.com
Vista general de Sintra.

Sintra, a sólo 30 kilómetros de Lisboa, es uno de los lugares más bellos de Portugal, lo que ya es mucho decir. Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Sintra es un destino perfecto para una escapada romántica, pensando en el cercano 14 de febrero.

Es un lugar misterioso, envuelto en brumas y revestido de flora de las más exóticas especies. En la ladera norte de la sierra que le da nombre, en el interior de ese bosque, está Sintra. Su núcleo urbano está surcado por calles estrechas, empinadas y laberínticas.

Podemos visitar la Iglesia de San Pedro de Penaferrim, que data de 1403. Blanca y sin aristas, recibe al visitante con una figura gótica del apóstol y un pórtico barroco. A 8 kilómetros del casco antiguo está el Convento dos Capuchos, excavado en una roca de la sierra, con sus paredes recubiertas de corcho y sus celdas angostas para que los monjes entraran arrodillados y durmieran encogidos.

Contrasta todo ello con el ostentoso Palacio Real. Arrebatado a los musulmanes en 1147, fue residencia veraniega durante ocho siglos, hasta 1910. Su perfil, con sus dos inmensas chimeneas cónicas, resulta inconfundible.

Ostentosa y casi imposible es la Quinta da Regaleira, un conjunto de construcciones impulsadas por un magnate brasileño del café; una mezcla de pináculos y capiteles sobre una decoración neomanuelina de cuerdas, lazadas y boyas.

En el núcleo urbano hallamos también el Museo del Juguete (20.000 piezas de los últimos cuatro siglos); el auditorio Olga Cadaval, sede principal del festival de música y danza; y el neoclásico Museo de Arte Contemporáneo, antiguo casino.

Pero si dejamos el casco histórico, una carretera complicada nos lleva hasta la frondosidad boscosa del Palacio Nacional da Pena, un lugar como de cuento. Se trata de un edificio único, que mezcla gárgolas con decoración marina y cúpulas bulbosas. El castillo conserva su decoración y su mobiliario interior, incluidos los utensilios propios de la vida cotidiana.

A los pies del palacio, un inmenso jardín con más de 2.000 variedades vegetales de cuatro continentes, y custodiándolo todo el "Monumento do Guerreiro", una colosal estatua colocada a unos trescientos metros de la entrada del recinto. Más allá, el Castelo dos Mouros, con su muralla del siglo VII que ha sido testigo de los lances con los cristianos.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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