La imagen del drogadicto tirado en un callejón con la 'chuta' en el brazo, tan de los noventa, ya no retrata fielmente las sobredosis. Cambia el escenario, la calle por un baño o cualquier otra habitación de una casa. Además, a la 'chuta' le ha salido competencia en la cocaína, los derivados anfetamínicos, alucinógenos, sedantes, y en los cócteles de sustancias.

El reciente fallecimiento en Nueva York del actor Philip Seymour Hoffman y, más cerca, el de una joven francesa en Nochevieja en Madrid, han vuelto a poner el foco sobre la heroína y sobre las sobredosis. En la heroína, porque se creía en retroceso y parece estar de vuelta. En las sobredosis, justo ahora que vuelven a aumentar en España. En los años noventa eran una plaga (más de 1.000 al año). Tras varios años de descensos, en 2010 se consiguió bajar hasta las 434. Sin embargo, en 2011 volvieron a subir (501) y el año pasado ascendieron a 626. En solo dos años el incremento de sobredosis mortales ha sido de un 44%.

Los investigadores en drogas de abuso, como Gregorio Barrio, del Instituto de Salud Carlos III, consideran llamativo el repunte de muertes por sobredosis y señalan que el problema es aún mayor, dado que la estadística del INE  no recoge los fallecimientos en los que media una investigación judicial.

Barrio se pregunta cómo es posible que la drástica caída del consumo de heroína inyectada, principal causa de las sobredosis mortales, no se haya concretado en un descenso mayor de las sobredosis. En el Instituto Nacional de Toxicología, el jefe del departamento de drogas de Madrid, Sergio Sánchez, da una pista: la tolerancia. "Los opiáceos generan tolerancia, los adictos cada vez van consumiendo cantidades mayores, porque su organismo lo tolera. Hay veces que dejan de consumir, porque ingresan en prisión o en centros de desahabituación, y si recaen tienen mayor posibilidad de sufrir una reacción adversa".

En 2012 la mayor parte de las muertes (todas accidentales, no se cuentan los suicidios) se produjeron principalmente por opioides, cocaína, derivados anfetamínicos, alucinógenos y otros medicamentos (521). Aunque en menor proporción, es destacable el incremento de las causadas por ansiolíticos y por alcohol. Los sedantes mataron a 35 personas en 2010, 52  en 2012; El envenenamiento directo por alcohol subió de 38 a 53.

Carmen Puerta es la presidenta de la Sociedad Española de Toxicomanías. Médico de profesión, a Puerta no le extraña en absoluto el aumento de las muertes por ansiolíticos o alcohol. "Son las drogas más baratas", recuerda. Y son las sustancias en las que se percibe un aumento constante de su consumo desde que comenzó la crisis. El alcohol es la droga que más adictos lleva a programas de desintoxicación. La prevalencia del uso de hipnóticos sedantes en España durante 2011 fue del 11,4% en la población general, un porcentaje que nos sitúa a la cabeza de Europa. Entre 2000 y 2011 su consumo creció un 46%.

La heroína, por contra, tenía en 2011 (último año con estadísticas), una prevalencia de consumo del 0,1% de la población, según el Plan Nacional contra las Drogas. Pero la Sociedad de Toxicomanías a la que representa Carmen Puerta está en disposición de decir que ya se observa un repunte "ligero" de su consumo. Es tan pequeño que no es valorable estadísticamente, asegura, "pero también vimos venir en los noventa que subía el consumo de la cocaína y los datos no lo certificaron hasta los años 2000".

La información que maneja la Sociedad de Toxicomanías viene directa de la calle. "De hablar con gente en los centros de atención a drogodependientes, que te cuentan que sube el consumo en los poblados", explica Puerta. Los motivos que explican la vuelta del 'caballo', que en EE UU ha alcanzado cotas de epidemia, serían "que es más pura que otras drogas, más barata y que hay más en el mercado".

El retorno de la heroína y los policonsumos (con potentes fármacos hospitalarios) preocupan a los sanitarios del Samur que —día sí, noche también— salen a las calles de ciudades como Madrid a recuperar a los intoxicados "con antídotos" y "reanimaciones cardiacas". A sus espaldas acumulan más de 7.000 actuaciones de este tipo solo en Madrid en los últimos diez años. Antonio, supervisor con veinte años de experiencia, asegura haber visto de todo. La peor intervención con un caso de sobredosis la sitúa en los años noventa. Aquella vez que, junto a dos compañeros, acudió a un aviso en la valla de Los Focos, San Blas, que entonces era el mayor poblado chabolista en Madrid.

"El hombre estaba ahí tirado y a solo diez metros los chavales seguían poniéndose, pinchándose, mientras nosotros recuperábamos a su compañero. Entonces empezaron a gritar: Ahí, ahí hay otro que está mal, y otro, y tú viendo que no te podías dividir". La situación ha cambiado, "mucho", reconoce, pero no descarta que "con el tema de la crisis" vuelvan a resurgir estas drogas abandonadas. "El drogodependiente intentará tomar drogas más baratas, aun a riesgo de que estén más contaminadas", se lamenta Antonio.