Los vecinos de Cazalilla vuelven a tirar una pava viva desde el campanario por San Blas

  • El lanzamiento ha tenido lugar sobre las 18.30 horas de este lunes.
  • Los participantes defienden que el animal no sufre ningún daño.
  • Varias asociaciones han denunciado esta fiesta por considerar que supone maltrato animal.
Un joven lanza la pava desde el campanario en otra edición de la fiesta.
Un joven lanza la pava desde el campanario en otra edición de la fiesta.
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Un joven lanza la pava desde el campanario en otra edición de la fiesta.

El municipio de Cazalilla (Jaén) ha asistido un año más al tradicional lanzamiento de una pava viva desde el campanario de la parroquia Santa María de la Magdalena con motivo de la festividad de San Blas y ello a pesar del rechazo expresado por asociaciones protectoras de animales y reiteradas sanciones que ha interpuesto la Junta de Andalucía por esta práctica.

Ha sido sobre las 18.30 horas de este lunes cuando se ha arrojado desde lo alto del campanario al animal, que ha planeado hasta el tejado de una de las viviendas situadas frente al templo. Finalmente, ha sido apresada por un cazalillero, alrededor del cual se han agolpado numerosas personas para felicitarlo y trasladar su alegría.

Como él, han sido muchos, no sólo habitantes de la citada localidad, sino también de otras cercanas, los que han esperado expectantes el lanzamiento, que ha tenido lugar como cada año y sin mayores incidentes. La mayoría de los participantes en esta tradición niega que la pava sufra y mantiene que permanece con quien la recoge como símbolo de fortuna.

Sanciones administrativas de la Junta

A pesar de ello, diversas protectoras de animales como Asanda o Anpba vienen denunciando ese acontecimiento por considerar que supone maltrato animal y, según recalcan, el propio Gobierno andaluz así lo considera al establecer cada año que se trata una "infracción administrativa en materia de Protección de los Animales", según la cual se condena el uso de animales en fiestas o espectáculos en los que puedan ser objeto de daños, sufrimientos, tratamientos antinaturales, malos tratos o en los que se pueda herir la sensibilidad del espectador.

El origen de esta costumbre, según expone en su web el propio Ayuntamiento, aunque está desvinculado de su organización desde hace años, se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando dos familias enfrentadas se reconciliaron al enamorarse el hijo de una con la hija de la otra y ambos se casaron un 3 de febrero.

No obstante, también recoge que hay quien ubica esta costumbre en los sorteos populares con los que las cofradías de ánimas recaudaban fondos para sus fines. En cualquier caso, no es la única actividad que se celebra en torno a sus fiestas patronales, con una programación extensa en la que se incluye la procesión de San Blas, a cuyo término da la suelta del animal.

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