Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) han estudiado por primera vez sobre el terreno cómo influye la contaminación de los ríos en los mosquitos. El estudio recoge las principales consecuencias: provoca deformidades, incrementa el estrés y debilita a los mosquitos.
El trabajo, publicado en la revista Environmental Toxicology, se ha centrado en un tipo de mosquito que vive en tres ríos gallegos con altos niveles de residuos: el Sar, el Con y el Louro.
Los científicos han analizado las diferencias biológicas entre las larvas de estos mosquitos recogidas en los ríos y las han comparado con los ejemplares del laboratorio, libres de tóxicos. Los mosquitos analizados, los quironómidos, “son un eslabón clave en las cadenas tróficas de este tipo de ecosistemas”, destaca Óscar Herrero, investigador de la UNED.
Aumento del estrés
Las larvas recogidas en los ríos contaminados presentan mayor abundancia de una proteína clave en la generación de estrés que las larvas no expuestas a contaminantes. De hecho, las larvas del río Con, que soportan una gran cantidad de metales pesados, son las que produjeron más proteínas de este tipo, la HSP70.
“Esta proteína está involucrada en la protección de las células ante situaciones de estrés, que ponen en peligro su supervivencia”, explica Rosario Planelló, investigadora de la UNED.
Pérdida de energía y deformidades
En el río Con, muy contaminado en metales y el que cuenta con los niveles más bajos de materia orgánica, los mosquitos experimentaron un descenso notable de su reserva energética. “El estrés crónico al que están sometidos por vivir entre tanta contaminación les supone un coste energético elevado”, apunta Planelló.
Los científicos también han analizado las deformidades que produce la contaminación sobre las piezas bucales en los insectos, y que se traduce en larvas a las que les faltan algunas piezas o tienen varias fusionadas.
Diferentes contaminantes
Los tres ríos gallegos contienen los onces metales analizados por el equipo de científicos, pero en diferentes proporciones. El río Louro, afluente del Miño, registró los valores más altos de pesticidas organoclorados, como consecuencia del vertido de aguas residuales del área industrial de Porriño y la ciudad de Tui.
Por su parte, el río Sar está muy contaminado por residuos de productos farmacéuticos y de cuidado personal, lo que podría explicarse por la presencia del hospital y una planta depuradora cercanos al río.
Por último, el río Con registró la mayor cantidad de metales pesados y de algunos pesticidas, al recibir los residuos de un área rural cercana.
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