El Edificio España languidece al final de la Gran Vía desde junio de 2005, cuando con el cambio de dueños ha ido perdiendo paulatinamente toda su actividad.

Un simple rodeo al orondo perímetro de este edificio en plaza de España permite constatar que está carente de vida.

Cerró el hotel Crowne Plaza, que presidía su acera de Gran Vía, y con él cayeron cafeterías y comercios. Y ya prácticamente no quedan oficinas. Hoy, los opacos y sucios cristales de la planta baja confieren un aspecto desangelado a este rascacielos.

Al igual que la cercana Torre Madrid, el Edificio España fue construido por los hermanos Otamendi en los cincuenta.

Tiene 28 plantas, mayoritariamente de oficinas, 117 metros de altura, 4.600 metros de planta y hasta 32 ascensores.

"Sin proyecto definido"

La inmobiliaria Metrovacesa puso en venta el edificio, el octavo más alto de Madrid, a comienzos de 2005. Esperaba conseguir 350 millones por él, pero finalmente lo vendió en junio de ese año a la unidad de Activos Inmobiliarios del Grupo Santander por 277,2 millones.

En el Santander dicen que "aún no hay proyecto definido" para el mastodóntico bloque. "Tal vez en verano se sepa algo".

Aunque, eso sí, no será residencial. Del hotel, ni palabra. Mientras, ahí sigue la mole vacía. Mirándolo un transeúnte se pregunta: "¿Tendrá que arder como el Windsor para que veamos el abandono?".

"No va a quedar abandonado"

El decano del Colegio de Arquitectos, Ricardo Aroca, considera normal el proceso que vive el Edificio España.

"No está abandonado. La reforma que quieren acometer es muy importante y en Madrid se tardan dos años en conseguir licencia de obras. Además, lleva tiempo liquidar los contratos", explica.