El empleo temporal causa más accidentes, provoca estrés (que genera enfermedades y problemas en la vida familiar), proporciona menos posibilidades de formación para el trabajador y esconde abusos e irregularidades, además de un coste elevado para las arcas del Estado. A pesar de las medidas y los compromisos políticos, de los 18 millones de empleos nuevos creados en 2006, tan sólo 2 millones fueron indefinidos.

Las campañas estacionales son situaciones en las que es necesario el contrato temporal. La contratación de jóvenes y el acceso al primer empleo son otro ejemplo de su utilidad, pero también de su abuso cuando se enlaza irregularmente un contrato tras otro.

Las claves

Qué debe ser. La contratación temporal debe ser un recurso excepcional para cubrir necesidades atípicas en una empresa. Un incremento del volumen de trabajo, la necesidad puntual de reemplazar a otro empleado... Parece inevitable en ciertos sectores, como el agrícola, donde el ritmo de las cosechas no se puede alterar. La contratación temporal nunca debe convertirse en la norma de las relaciones laborales de una empresa.

A quién afecta. La temporalidad afecta a toda la economía y consume recursos. En nuestro país se alimenta especialmente de actividades como la construcción, la agricultura, la hostelería, el comercio minorista, las diferentes administraciones públicas o el servicio doméstico.

Menores de 30. Los jóvenes menores de 30 años ocupan la mitad de los trabajos temporales. Entre mujeres y trabajadores inmigrantes, la contratación temporal también está generalizada.

Cuánto y dónde. El número de contratos temporales en España supone el 33,3% del total de acuerdos. De cada 100 nuevos contratos firmados, apenas 11 son indefinidos. Existen importantes variaciones territoriales: en Andalucía y Extremadura se llega al 45%; y las comunidades con menor tasa de temporalidad son Madrid y Cataluña, con alrededor del 20% del total de contratos.

La tasa más alta. La media de temporalidad en la Comunidad Europea es del 14,2% y sólo Polonia se acerca un poco a la nuestra, con un 25,4%. Italia tiene un 12,7%, y el Reino Unido, un 5,6%. El Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales tiene como objetivo para 2007 bajar del 30%.

El resultado. Los trabajadores temporales no participan igual en cursos y procesos de formación, tienen más dificultades para conciliar la vida y el trabajo, y la inseguridad desencadena estrés y bajo rendimiento. Un círculo vicioso, que genera discriminación y desigualdad y del que es difícil escapar.

De beca a contrato

Carlos Marín. 29 años, arqueólogo.

"Sólo he tenido un contrato de 6 meses"

"Antes el becario de investigación podía recibir 4 años de ayuda sin cotizar, sin contrato. Ahora son 2 años de beca y 2 de contrato. Me pilló la reforma a la mitad y sólo he tenido un contrato de personal investigador durante 6 meses. La temporalidad en la investigación es una especie de vía muerta. Sabes que termina tu contrato y no puedes seguir, no hay espacio, da igual lo que hagas".