Obras de Brueghel, Rubens y Ruisdael en una exquisita colección de pintura barroca

  • La colección privada Hohenbuchau es una de las más prestigiosas de pintura flamenca y holandesa del siglo XVII.
  • Una muestra exhibe el potente catálogo con obras de los tres maestros y de autores que ilustran la riqueza de temas y técnicas de las muchas escuelas pictóricas.
  • El poco conocido 'Retrato de un monje capuchino' de Rubens y un espectacular bodegón de Beyeren son algunas de las piezas destacadas.
Obra del holandés Karel du Jardin (1622-1678), uno de los mejores paisajistas de su generación
Obra del holandés Karel du Jardin (1622-1678), uno de los mejores paisajistas de su generación
Karel du Jardin - Hohenbuchau Collection © LIECHTENSTEIN. The Princely Collections, Vienna
Obra del holandés Karel du Jardin (1622-1678), uno de los mejores paisajistas de su generación

Es una de las más selectas colecciones privadas de pintura barroca del norte de Europa. A diferencia de lo que suele suceder con los conjuntos de obras de esta época, la colección Hohenbuchau no se limita a lo más conocido de la tradición flamenca y holandesa, sino que también recorre con amplitud las diferentes escuelas pictóricas del territorio.

Hasta el 23 de febrero el museo Staatgalerie Stuttgart presenta en la ciudad alemana Brueghel, Rubens, Ruisdael. Schätze der Hohenbuchau Collection (Brueghel, Rubens, Ruisdael. Tesoros de la Colección Hohenbuchau). Entre los cerca de 80 excepcionales ejemplos exhibidos hay obras de los tres grandes maestros complementadas por las de otros artistas menos conocidos por el gran público como Ter Brugghen, Goyen, Ruisdael, Claesz y Cuyp que permiten al visitante descubrir la variedad de temas y estilos de la pintura flamenca.

La colección es propiedad de Otto Christian, economista descendiente de la familia Balzer, dueña desde 1868 de una sociedad de empresas dedicadas a la venta de materiales de construcción, la gestión de finanzas y la administración de propiedades. El potentado comenzó su andadura en el mundo del arte en los años setenta y, junto a su mujer Renate, en sólo cuatro décadas se hizo con una envidiable catálogo dominado por la obra de maestros flamencos del siglo XVII.

Realismo social, caravaggistas, naturalezas muertas...

La muestra dedica tres salas al arte flamenco del sur de la región, que perteneció a España hasta 1714. En esta sección se exhiben cuadros influidos por el catolicismo como el poco conocido Retrato de un monje capuchino de Pedro Pablo Rubens y La Sagrada Familia con Santa Isabel y un ángel de Jacob Jordaens.

Varios espacios del recorrido están ocupados por piezas de la pintura holandesa del norte de los Países Bajos. Hay trabajos de notables caravaggistas de Utrech como Hendrick ter Brugghen —aficionado al realismo social con retratos de músicos y buscavidas— y Gerard van Honthorst (especializado en escenas nocturnas) en los que destacan los pronunciados claroscuros que a parecen coquetear con la escultura. El paisajismo queda representado por las escuelas de Haarlem con Jan van Goyen y Salomon van Ruysdael a la cabeza.

Las naturalezas muertas, indispensables en la pintura flamenca y holandesa, también tienen una presencia especial en la muestra. De una técnica admirable y cargados de simbolismo, los cuadros de Abraham van Beyeren (considerado uno de los mejores pintores de bodegones) y Pieter Claesz transmiten voluptuosidad y advierten sobre la fugacidad de lo terrenal.

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