Tomás, cura de Xinzo de Limia, atiende exultante a la llamada de 20 minutos tras las dos primeras victorias de Os Chispas , equipo ourensano de clérigos, en la III Champions Clerum de fútbol sala que se disputa en la capital de Bosnia, Sarajevo.

«Hemos ganado 3-0 a Rumanía y 1-0 a Italia. Se nota que estamos más conjuntados que el año pasado -fueron sextos- y que nos hemos acostumbrado a jugar con un balón que bota mucho».

Además, han cambiado su estilo de juego a la italiana, siempre al contragolpe, por otro más ofensivo. «Ahora tenemos dos jugadores por puesto, menos en la portería, y podemos hacer más cambios», explica el delantero de Os Chispas.

Como en 2006, la competición arrancó con una misa. En este caso la del cardenal de Sarajevo, Vinko Poljic, en latín. Y concluirá con una jornada de convivencia en la que cada país compartirá con el resto productos típicos de su región. «Nosotros hemos traído aguardiente y licor de café», comenta Tomás.

El pecado de un cura

Aunque todos estos futbolistas con alzacuellos actúan de buena fe, Tomás reconoce que «si algún rival va a meternos un gol, le hago falta. El pecado sería ir a por un contrario a hacerle daño a posta».

Os Chispas adoptaron este nombre porque «Ourense es la tierra de los afiladores y porque esa chispa, esa fe, es la que da gracia y sentido a la vida y la calienta».

De ese sentimiento, a Tomás le gustaría impregnar al Celta -en puestos de descenso en la Liga-: «Si me llaman, seré su asesor espiritual».

Un torneo sin musulmanes

Las tres ediciones de la Champions Clerum se han disputado en los Balcanes. Las dos primeras en Zagreb, en las que se impuso el equipo local, Croacia. La tercera está teniendo lugar en Bosnia-Herzegovina, país de mayoría musulmana. «La idea del campeonato surgió en esta zona y se juega sólo entre sacerdotes católicos. Ni musulmanes, ni judíos», reconoce el padre Tomás. ¿El objetivo? «Convivir con curas de otros países y traernos la copa para España, como me han pedido mis feligreses».