«Los primeros resultados son positivos. Cuando terminan las sesiones, notamos un cambio importante en sus creencias, pero aquí no tenemos una receta mágica», valora el psicólogo del  curso, Sergio Ruiz.

No obstante, la experiencia de estos internos ha animado a otros que cumplen  penas similares a solicitar plaza en el taller, un aumento de la demanda que ha llevado a la dirección de la prisión granadina a organizar dos grupos en 2007, en lugar de uno como se venía haciendo hasta ahora. En enero comenzarán las próximas sesiones.

Un año de tratamiento

La terapia de reeducación dura algo más de un año. «En ese tiempo –explica el psicólogo– hay de todo. Al principio es muy difícil que reconozcan que son maltratadores. Tienen unas convicciones muy rígidas e intentan imponer su forma de pensar».

El 50% de estos internos acabó en la cárcel por amenazar a su pareja o violar la orden de alejamiento.

«Lo hacía por el bien de ella»

Empiezan intentado imponer sus criterios, controlando las decisiones «hasta que la mujer no lo acepta». Entonces,  el respeto desaparece de la relación aunque para los maltratadores sigue siendo amor. «Muchos piensan que lo hacían por el bien de ellas», señala Sergio Ruiz. Los agresores suelen tener entre 35 y 40 años, un nivel socioeconómico medio-bajo y estudios primarios. Por lo general, tienen miedo a ser abandonados y no conciben su vida sin la mujer.