Siete años y medio para llevar a juicio a los imputados por la muerte de su hijo en el trabajo

  • David Marín Puras murió en 2006 durante el desmontaje del escenario de los 40 Principales en el Vicente Calderón.
  • El juicio comienza este miércoles después, de 2.740 días.
  • Sus padres fueron capaces de localizar imputados y testigos clave.
David Marín Puras, fallecido a causa de un accidente laboral en 2006, y su hermana Esther en una fotografía facilitada por su familia.
David Marín Puras, fallecido a causa de un accidente laboral en 2006, y su hermana Esther en una fotografía facilitada por su familia.
David Marín Puras, fallecido a causa de un accidente laboral en 2006, y su hermana Esther en una fotografía facilitada por su familia.

"Una barra de acero atravesó el cráneo a mi hijo. Han tardado siete años y medio en iniciar del juicio". El resumen que Rosa Puras hace de la situación de su familia es así de frío. Sorprende, además, cuando explica que José Ángel, su marido, tiene dos by-pass y ha pasado los últimos días a base de calmantes para los nervios. Ella nunca ha dejado de tomar pastillas para poder sobrellevar la pérdida.

David Marín Puras, de 22 años, vivía en Móstoles y era técnico de sonido. Tenía experiencia en series y en algún largometraje, pero se ganaba la vida montando y desmontando escenarios de grandes eventos mientras ahorraba para marcharse a vivir con su novia a Palma de Mallorca.

El 18 de junio de 2006, se encontraba trabajando en el Estadio Vicente Calderón. Formaba parte de la cuadrilla retiraba los efectos del concierto por el cuadragésimo aniversario de la emisora 40 Principales, celebrado el día anterior.

La familia de David denuncia que la empresa incumplía la ley en materia de contratación y prevenciónA diferencia de las estrellas que pasaron por el coliseo, el caché de David era bajo. Había sido reclutado por Pase Producciones, una de las numerosas subcontratas que trabajaba para Planet Events, perteneciente al Grupo Prisa, a su vez propietario de los 40 Principales.

La seguridad, a tenor de lo que aconteció después, también era baja. El día del accidente, David no llevaba el casco de protección obligatorio. Mientras movía unas piezas, uno de los postes metálicos cayó desde un ángulo superior, provocándole un traumatismo craneoencefálico grave. Dándole por muerto, un compañero cubrió su cabeza, ensangrentada, con una camiseta. Uno de los encargados repartió inmediatamente cascos entre los chicos, instándoles a llevarlo por si aparecía "una inspección", según uno de los presentes.

La ambulancia no pudo alcanzar el lugar debido a la montonera de enseres. A pesar de todo, David llegó a vivo al hospital. Tras cinco días en coma murió. Era el cumpleaños de su madre.

Imputado desaparecido

La instrucción del caso recayó en el juzgado número 20 de la Plaza de Castilla, donde se encuentran las instancias más saturadas de la región. Y empezó mal. El suceso había tenido lugar el domingo a las 16.30 horas, pero el perito no apareció por el Vicente Calderón hasta 24 horas después, cuando apenas quedaba rastro del escenario. Además, no encontró testigos.

Rosa y José Ángel tomaron entonces las riendas. Ayudados de los amigos de su hijo, dedicaron su tiempo a buscar a sus compañeros aquel día. Uno de ellos les localizaría por Internet para ofrecer su ayuda. El chaval ni siquiera constaba como trabajador el día de autos. David tampoco había sido dado de alta por la misma empresa con motivo de un concierto de Guns&Roses celebrado en mayo.

Los propietarios de Pase Producciones, dos hermanos, fueron reclamados por el juez, pero solo uno de ellos apareció. El otro, el que firmó el contrato de David, se encuentra en paradero desconocido. Otro de los responsables del desmontaje trató de eludir a la Justicia, pero los padres de David le localizaron en su domicilio. "Por eso se ha retrasado tanto. Si no nos hubiésemos movido, estoy convencida de que habrían archivado el caso", denuncia Rosa.

El juicio arranca este miércoles en el juzgado de lo Penal número 5. Han pasado "siete largos años y medio, con sus 2.740 días y noches", como ha escrito José Ángel en una carta abierta a amigos, vecinos, políticos y medios de comunicación. "David no perdió la vida, se la quitaron. Perdió todo a cambio de nada. ¿Más de siete años para aclarar lo que ocurrió o cómo ocurrió, o es más bien para echar tierra en el muerto y en la causa?", reclama.

Su mujer admite que las últimas dos semanas están siendo las más difíciles: "Es duro. No se me ha ido la rabia. Y menos mal, porque eso, la familia y sus amigos es lo que ha hecho que no nos derrumbemos". En el juicio se verá cara a cara con la media docena de imputados en la causa. En sus declaraciones previas, todos se han culpado entre sí. "Ya es hora de que den explicaciones. Te desesperas cuando pasa el tiempo y parece que la muerte de un chaval por el incumplimiento de la Ley de Riesgos Laborales no le importa a nadie. No queremos que empresarios como estos sigan impunes", concluye.

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