Hablamos con él en un descanso del rodaje. Ha estado filmando unas secuencias en casa de Benito.

¿Cómo se encuentra?

Bueno, la jornada se acaba a las 20.00 h y yo salí de mi casa a las seis de la mañana... ¡Estoy condenado! (risas)

Muchas horas, debe de ser un poco durillo, ¿no?

No, un poco no, es muy duro, pero la vida siempre ha sido muy dura. Y más para los actores, y más para mí.

¿Por qué dice eso?

Porque llevo muchos años y estoy más cansado. Ya tengo el corazón más roto.

BIO Nació en Madrid en 1951. Tiene un hijo de 29 años y otra hija china, Luna, de 5 añitos. Estudió Derecho y Arte Dramático.

Usted casi echó los dientes en la tele.

Sí, con 4 años ya estaba con mi tío (Ángel de Andrés) haciendo una serie de televisión en TVE, que se acababa de inaugurar.

Hace poco se cumplió el 50 aniversario de la cadena...

Las cosas han cambiado mucho. Antes no había más que un decorado y los señores del telediario estaban a nuestro lado mientras hacíamos la comedia. Cuando terminábamos, era la misma cámara la que se movía y los enchufaba a ellos (risas).

¿En qué medio se siente más cómodo?

Yo siempre cuento que los actores aprenden en el teatro, se hacen famosos en el cine y comen de la televisión.

¿Cómo lleva la fama?

Mira, nunca he querido ser famoso; yo odio la fama.

¿Por qué?

Porque odio la fama, cada uno tenemos derecho a odiar lo que queramos (risas).

¿Qué parte de la fama le desagrada tanto?

Todos los inconvenientes de que te conozca la gente. Lo mejor es ser rico por tu familia y que no te conozca ni Dios. Ser famoso sirve para que la gente te dé la lata, te envidien, te molesten y tengas que pagar a Hacienda más que nadie.

No quiero pensar la cara que le pondrá a quien le pida un autógrafo...

No me sienta mal, pero preferiría que no pasara. Si yo llego a saber que iba a ser un actor conocido, no hubiera sido actor.

Si volviera a nacer, ¿qué sería?

Lo que iba a ser, diplomático y... no ser actor.

¿Qué le hizo dejar los libros por las tablas?

Fue la víspera de presentarme a unas oposiciones para las que había estudiado mucho. Tuve una crisis de conciencia y decidí irme con el grupo Tábano de Teatro.

¿Y se despidió de los libros?

¡No! Nunca he dejado de estudiar. Tengo un libro en cada habitación de mi casa.