Michelle Bachelet y Evelyn Matthei, o la batalla presidencial contra la abstención en Chile

  • Bachelet, candidata de centro e izquierda, ganó en primera vuelta con mucha ventaja sobre Evelyn Matthei.
  • Por primera vez en la historia del país los chilenos podían elegir presidente mediante inscripción automática y voto voluntario.
  • En primera vuelta, más de la mitad de los chilenos llamados a votar se quedaron en casa.
  • Ya en 2006, Michelle Bachelet necesitó de una segunda vuelta para lograr la presidencia del país.
Las candidatas presidenciales de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet (d) y de la Alianza, Evelyn Matthei (i), se saludan durante un debate televisado.
Las candidatas presidenciales de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet (d) y de la Alianza, Evelyn Matthei (i), se saludan durante un debate televisado.
EFE
Las candidatas presidenciales de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet (d) y de la Alianza, Evelyn Matthei (i), se saludan durante un debate televisado.

Más que a la otra candidata, Michelle Bachelet y Evelyn Matthei se enfrentan este domingo a la abstención, ya que del porcentaje de chilenos de vayan a votar depende en buena medida quien se alzará con la presidencia de la república.

La exmandataria Bachelet, candidata de la coalición de centro e izquierda Nueva Mayoría, obtuvo en la primera vuelta de los comicios, del 17 de noviembre, el 47% de los votos, pero le faltaron tres puntos para adjudicarse automáticamente la banda presidencial.

Matthei, representante de la Alianza por Chile, la coalición conservadora actualmente en el poder, se quedó a casi 22 puntos de su contendiente, pero logró forzar la segunda vuelta.

Bachelet no quiere sorpresas

Por primera vez en la historia del país los chilenos podían elegir presidente mediante inscripción automática y voto voluntario, pero ese día hubo una baja participación y más de la mitad decidió quedarse en casa.

Consciente de que la mayoría absoluta de los que se abstuvieron puede numéricamente dar la vuelta a su cómoda victoria del 17 de noviembre, Bachelet enfocó el trabajo de la segunda vuelta a hacer campaña en los distritos del norte y la región metropolitana de Santiago, donde se registró una votación inferior a lo esperado.

Y, además, orientó sus mensajes a la necesidad de que sus simpatizantes no den por ganada la elección y que el domingo "no se queden en casa".

Matthei mantiene la esperanza

Un enfoque parecido al de su opositora, Evelyn Matthei, quien además de incentivar al electorado con un "¡Sí se puede!" que recuerda la manera en que el PRI de México celebraba sus abultadas victorias el siglo pasado, pide a cada uno de sus votantes que convenza a otra persona que en la primera vuelta no fue a votar.

En las otras tres ocasiones en que Chile ha recurrido a la segunda vuelta para elegir presidente (Ricardo Lagos en 2000, Michelle Bachelet en 2006 y Sebastián Piñera en 2010), el número de votantes ha sido inferior.

Por eso, además de la incidencia en las expectativas electorales de las dos aspirantes a suceder a Piñera, hay preocupación porque una baja participación ensombrezca la legitimidad del sistema político chileno, uno de los más consolidados de toda América Latina.

Voto voluntario... y más abstención

La participación registrada en noviembre (6,7 millones de personas, 49,3 %) fue la más baja desde el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Esta situación supuso un jarro de agua fría para la clase política, que hace dos años aprobó por unanimidad la reforma electoral que estableció el voto voluntario.

Cuando el sufragio era obligatorio había 8,5 millones de electores inscritos, aunque en la práctica votaban 7,5 millones. En las elecciones municipales de 2012, cuando se puso a prueba el nuevo sistema electoral, la abstención rondó el 40 %.

Algunos analistas señalan que la diferencia entre ambas candidatas es tan grande que nadie cree que Matthei vaya a superar a Bachelet, y ello hace que el incentivo para ir a votar sea menor, con independencia de las preferencias políticas de los electores.

Además, 1,8 millones de chilenos no votaron por ninguna de las dos candidatas la primera vuelta y está por ver que ahora vayan a cambiar de opinión.

Nadie se atreve a decir en qué medida beneficia o perjudica la abstención a cada candidatura, ya que ni las encuestas ni los analistas políticos acertaron en sus cálculos hace un mes. En lo que sí coinciden es en que si los niveles de participación descienden aún más, es muy probable que los partidos se planteen la conveniencia de volver al voto obligatorio.

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