Cada día después de comer, Frank Blanco y sus colaboradores analizan los contenidos de todas las cadenas en un tono cómico. Él será el encargado de conducir, junto a Sandra Sabatés, el programa especial de las campanadas de fin de año en La Sexta. Al 2014 le pide "romper con el maleficio de la franja de la sobremesa".

Al frente de un programa de análisis de la televisión en la sobremesa. Se echaba de menos una apuesta así de diferente...

Es diferente porque en pocas ocasiones se ha visto un programa de tele que hable de las teles. Aparte de La Teletulia de Alfonso Arús (8tv) y hace muchos años del exitoso Malalts de tele (TV3), o los zappings de los fines de semana pero sin gente que lo comente y saque punta para que te rías. También es apasionante, por otro lado, porque tampoco sabíamos qué acogida iba a tener.

¿Cómo valora los resultados del share por el momento [máxima de 4,3%]?

La audiencia está dentro de lo esperado. No te puedo decir que sea mala ni que la dé por buena, porque para mí buena sería tener la misma que El intermedio. Creo que para el tiempo que llevamos [4 semanas], los datos son aceptables.

¿Le da miedo meter la pata?

En absoluto, nunca me ha dado miedo.

¿Cree que los espectadores demandan contenidos diferentes?

Tengo mis dudas. Creo que de boquilla sí. Pero aprecio una doble moral porque la gente dice que echa de menos cosas cuando en realidad no hay tantos proyectos nuevos que funcionan como quisiéramos. Una cosa es que digan que quieren cosas nuevas y otra que detesten tanto como dicen lo que ya existe... eso lo pongo en cuarentena.

¿Qué serie y programa serían de obligado consumo?

De series, he sido muy fan de Friends, creo que es imprescindible. Si buscas algo más profundo, una ficción que me ha marcado mucho ha sido A dos metros bajo tierra, creo que es tal vez la serie más redonda de las que he visto en toda mi vida. Y respecto a los programas, me parece una pena que la generación actual no haya visto Un, dos, tres..., un espacio que reunía entretenimiento, espectáculo, concurso... Es de esos programas que la gente propondría para recuperar ahora y si volviera, quizá tampoco funcionaría.

Y al contrario, ¿cuáles suspendería?

No puedo suspender a ningún programa de televisión porque todos son compañeros y se merecen todo mi respecto, y te lo digo de corazón. Aunque hagan cosas que no gusten, al fin y al cabo la audiencia es sabia y es quien aprueba o suspende. De series, en cambio, hay muchas. La novena temporada de Anatomía de Grey, por ejemplo, por ser muy poco realista.

¿Por qué se caracteriza la televisión actual en España?

Tristemente, por ser barata y eso, a veces, se nota. La crisis económica está pasando una factura muy seria a los canales de televisión, no sé cuántos programas de los que vemos ahora en la tele tienen presupuesto serio, como por ejemplo El Hormiguero o La Voz. Estamos viendo muchos programas que se graban en la calle, que siempre es más barato que hacerlo en un plató, los platós son más pobres que los de hace ocho años. Y además, como en cualquier otro sector, los profesionales no están lo bien pagados que pudieron estar hace unos años. La gente cree que en televisión todo el mundo es millonario y no es así.

¿Cómo se digiere el estrés del directo?

Trabajar en directo es lo mejor, no me asusta en absoluto sino que me motiva.

¿Y los imprevistos?

Hay que aprovecharlos en tu propio beneficio, hay que convertir el error en un contenido más y saber sacarle punta.

¿A qué político le gustaría llevar a Zapeando?

A ninguno porque creo que no toca. Pero soy muy fan de entrevistar a políticos, pero los políticos en España no están preparados para ir a los programas de televisión. En nuestro país están solo preparados para que les pregunten lo que ellos quieren y si les sacas de su tema, no dan de sí. Hace unos años se hacía en Cuatro Saturday Night Live, que era un programa para que algún político hubiera dado la cara y demostrase que son personas, que tienen sentido del humor... pero no lo hacen nunca. Cuando hacía radio, invité a Rubalcaba, a Zapatero, a Rajoy... y nunca nadie quiso venir. Me aburre.

¿Cuál ha sido el mejor y el peor momento del programa?

Todavía no hemos tenido un peor momento porque llevamos poco tiempo y en directo todo se salva. Por otra parte, ha sido muy especial la visita de Wyoming, que es un profesional al que respeto, admito y aprecio, y que ha sido como mi padrino en La Sexta. La tarde con él ha sido una de las que más nos hemos reído y creo que hay poca gente como él, que abre la boca y te hace gracia.

¿Y de su carrera?

El primer Caiga Quien Caiga que hice en La Sexta, en 2008, lo hice sin 'teleprompter'. Tuve que aprenderme de memoria un guión de 30 páginas en unas horas y de la tensión que pasé, sufrí una migraña severa durante la grabación. Entre vídeo y vídeo intentaba descansar para aparentar estar fresco en pantalla. Lo más divertido fue leer las críticas del día siguiente, —confiesa entre risas—.¡Si ellos supieran!

¿Qué no dejaría ver a sus hijos en la televisión?

Esto ha cambiado mucho, ahora mi hijo el mayor no ve la tele sino que se pone Peppa Pig o Pocoyó en el ordenador, a la carta, lo cual es una ayuda. Pero si se da el momento, no me gusta que vea escenas de violencia, tanto en películas como en dibujos animados.

Va a dar las campanadas en La Sexta. ¿Qué campanada le gustaría dar en 2014?

Me doy por satisfecho si, en 2014, Zapeando acaba la temporada y empieza la siguiente. Eso sería dar una buena campanada porque supondría romper una especie de maleficio que hay con la franja de sobremesa en la televisión.

¿Participaría en algún reality?

Me gustan como espectador, y no lo escondo, pero no iría a ninguno. No podría porque me enfadaría en seguida. Tengo un defecto muy grande: suelo ser muy sincero. Así que si viera que hay alguien que no friega los platos o no barre, me mosquearía, iría y se lo diría. Así que no tardarían en echarme.