La casa como centro cultural

  • El salón cobra relevancia como nuevo escenario alternativo para cantautores y actores o sala de exposiciones para artistas.
  • Iniciativas como Pon un cantautor en tu salón, Casa Sostoa o Teatro de la Decepción buscan experiencias artísticas de proximidad.
  • Esta tendencia se extiende a la fotografía con un aumento de las sesiones en domicilios y a la cocina, con chefs que preparan la cena en tu casa.
Imagen de la exposición 'Hasta que la muerte nos separe' en Casa Sostoa de Málaga, el domicilio de Pedro Alarcón.
Imagen de la exposición 'Hasta que la muerte nos separe' en Casa Sostoa de Málaga, el domicilio de Pedro Alarcón.
MANU MEIK
Imagen de la exposición 'Hasta que la muerte nos separe' en Casa Sostoa de Málaga, el domicilio de Pedro Alarcón.

Como modo de reivindicación ante la falta de escenarios a los que subirse o simplemente como búsqueda de espacios alternativos, el domicilio particular es un lugar que se está revalorizando en el mundo artístico como centro cultural. Actores que representan sus obras en casas, artistas que exponen en dormitorios, cantautores que afinan sus cuerdas vocales en salones, chefs que cocinan a domicilio o fotógrafos que trabajan en los hogares de sus clientes son las nuevas tendencias de ocio cultural.

La asociación Pon un cantautor en tu salón reúne a músicos y aficionados a la música de autor en salones de toda España e incluso de Londres, Oxford y Berlín. "El objetivo es experimentar la música de cercanía extrema en un espacio cotidiano", explica la impulsora de esta aventura que comenzó hace casi cuatro años, Quela Faubel. A estos "conciertos públicos en espacios privados" asisten hasta 30 personas desconocidas entre sí pero con los mismos gustos culturales.

Mientras el público se va acomodando entre las sillas y los rincones de cada salón, cantautores como Miguel Dantart, Javier Álvarez, El niño de la hipoteca o Adriana Moragues afinan las cuerdas de sus guitarras con cuidado de no golpear a los oyentes de la primera fila, que se sientan a escasos centímetros de distancia. Se trata de "buscar una interacción muy directa entre autor y público para trasmitir las emociones". De hecho, son momentos en los que se prioriza la intimidad y los cantautores se lanzan a desvelar las historias que esconden sus letras.

Desde sus inicios, esta organización sin ánimo de lucro ha organizado un concierto cada mes. "No hemos repetido ni músico ni salón", dice con orgullo la precursora, que deja claro que no se trata de ninguna fiesta. "Se pagan seis euros que van para pagar los gastos del viaje del cantautor y las viandas que ofrece el anfitrión a los asistentes", explica Faubel.

Este mismo concepto (pero por cuenta propia) ha sido adoptado por el músico Ricardo Nistal, que busca reinventarse y autopromocionarse. Este asturiano ofrece conciertos low cost a domicilio, "una fórmula más adecuada a los tiempos que vivimos" que proviene de los habituales home shows de Estados Unidos. En su caso, el precio "se adecúa al cliente, no busco ganar dinero, hay veces que incluso se da la voluntad a posteriori, pero al menos cubro gastos de desplazamiento y alojamiento cuando actúo fuera de casa", cuenta Nistal.

Casa Sostoa

El historiador de arte Pedro Alarcón se dedica a la docencia pero siempre ha querido comisariar exposiciones. Para quitarse esa espinita y como un "proyecto personal", decidió convertir su domicilio en la galería Casa Sostoa. Nombre que eligió por la calle en la que se ubica, en un barrio popular de la periferia de la ciudad de Málaga.

Hasta que la muerte nos separe es el nombre de la primera muestra que ha "dialogado" con su hogar. Las obras de cinco artistas, a quienes ha seguido "con pasión" desde hace tiempo, llegaron a todos los rincones de la casa: "se dibujó en una pared de la cocina, en el baño se realizó una instalación que narraba una historia metafórica que continuaba su trama con otra instalación en el dormitorio", explica Alarcón, quien reconoce tener un domicilio "diáfano" en el que no se ha sentido invadido. Al contrario: "me ha ayudado a superar barreras".

En paralelo a esta iniciativa open house, concepto original de Londres, y también de acceso gratuito, este profesor ha organizado talleres de literatura y encuentros con los artistas que "han superado con creces la acogida esperada". En opinión de Alarcón, que ya está preparando la segunda exhibición para este enero, la reducción del presupuesto destinado a la cultura es un "retroceso" y está provocando una "inquietud entre los galeristas, que exploran nuevas posibilidades". En este sentido, el historiador cree que estos proyectos sin ánimo de lucro "van a crecer por la crisis, que es cuando las ideas afloran y la gente se busca la vida".

Menú a la carta... de tu cocina

El fotógrafo Óscar Bejarano ha detectado "un incremento en la demanda de las sesiones a domicilio desde hace un año". La mayoría de los casos son nacimientos de niños y parejas que por falta de tiempo y comodidad, prefieren un "entorno familiar en el que se sienten más relajados". Aunque su precio sube por los gastos de desplazamiento, Bejarano tiene una media de 3 ó 4 trabajos al mes en el domicilio de los clientes.

Si bien su actividad principal es la fotografía, Bejarano ha sabido sacarle rendimiento económico a su afición a la cocina. Desde hace ocho años es el primer cocinero a domicilio y está detrás de la iniciativa Tu chef en casa. "Fuimos los primeros en ofrecer este servicio en España y ahora lo hemos franquiciado", explica el pluriempleado Bejarano. El problema de este negocio, que funciona principalmente los fines de semana por la noche (90% cenas), es que "no es recurrente, solo repite el 30%".

Después de tomar nota del menú que desean sus clientes, en su "mayoría parejas que celebran su aniversario o el cumpleaños de uno de ellos", Bejarano compra los ingredientes y hace propia la cocina de sus comensales y dueños de la casa. "Preparo y sirvo el primer y segundo plato, dejo emplatado el postre, recojo y me retiro para dejarles en la intimidad". Un capricho que oscila entre los 150 y 200 euros por pareja.

Teatro de la Decepción

"Nos sentimos decepcionados ante el teatro, que ha mancillado su misterio. Nos sentimos decepcionados, solos e indefensos. Por eso hemos decidido juntarnos, para protegernos y actuar en el primer espacio que habita nuestra decepción: nuestra propia casa". Así se presenta la compañía Trasto Teatro de Málaga, que ha creado el Teatro de la Decepción, una vertiente que nace como "protesta ante el cierre de espacios".

"Pensamos que duraría hasta que se nos acabaran los amigos pero llevamos cinco temporadas", explica la actriz Nerea Vega. Ya son tres obras las que, además de representarse en salas alternativas, pasan por el salón del director, Raúl Cortés. Para verlas hay lista de espera de hasta tres meses y cada pase cuenta con un aforo de unas 20 personas. Son guiones que se adaptan al entorno para descubrir un lenguaje diferente que se abre a lo sensorial. "Se prepara carne en la cocina o se dan portazos en la oscuridad", aclara Vega.

"Para el actor es un regalo porque no hay burladero, se rompe la jerarquía y la acción rodea al público, que tan cerca nos ofrece una información de oro", subraya la actriz. "Los espectadores llegan con la obra empezada —como en Los satisfechos— o eligen el final de la misma —como en No amanece en Génova—", especifica Vega. Vivir esta experiencia es gratuito, la compañía prefiere que los asistentes dejen la voluntad al terminar la función, "según su criterio y posibilidades económicas". Antes de bajar el telón (en este caso, cerrar la puerta con llave), los actores y el público abren un debate que trata las percepciones y posibles dudas del público.

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