El periodo de consultas del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) presentado por la empresa de limpieza Limasa de Málaga termina este martes, el mismo día en el que las partes están convocadas en el Servicio Extrajudicial de Resolución de Conflictos de Andalucía (Sercla) para determinar los servicios mínimos de cara a la huelga indefinida convocada por los trabajadores a partir del 20 de este mes. Todo ello en un clima de bastante crispación y con las posturas cada vez más alejadas.

En primer lugar, las partes terminarán de abordar los detalles del ERE temporal, que los trabajadores pretenden llevar a los tribunales, y, a continuación, tienen previsto negociar el convenio colectivo. De todas formas, no se esperan avances después de que en la reunión de este pasado fin de semana, con la participación del alcalde, Francisco de la Torre, quedara patente que las posturas están más que distantes.

Tampoco se prevé que vaya a haber acuerdo en cuanto a los servicios mínimos para la huelga de basura, que se iniciará en Navidad, una fecha significativa para la capital malagueña, sobre todo desde el punto de vista turístico y comercial. Por ello, parece que en esta cuestión la Junta de Andalucía tendrá la última palabra.

Respecto al ERTE, tras finalizar el periodo de consultas, la dirección de Limasa apurará al límite los 15 días naturales fijados para presentarlo oficialmente ante la autoridad laboral, con el objetivo de no cerrar la vía de la negociación y evitar así su aplicación. Para ello, no obstante, cualquier acuerdo debería pasar por que los trabajadores aceptaran una rebaja salarial que permita ahorrar 7,1 millones de euros en 2014.

La propuesta de ERTE de la dirección consistía en su aplicación a partir del 1 de enero de 2014, prolongándolo hasta abril de 2017, fecha en la que termina el contrato de concesión del servicio de limpieza. La propuesta afectaría de forma rotatoria a los 1.274 trabajadores; además, para los 60 empleados de administración se aplicaría una reducción de jornada del 28 por ciento.

Reunión maratoniana

Tras la reunión de siete horas de este pasado fin de semana quedó patente que las negociaciones están algo más que enquistadas. El principal escollo es la paga de productividad —867 euros brutos—, cuya eliminación plantea la empresa, una cuestión que, sin embargo, tiene el rechazo frontal de los trabajadores.

De la Torre reconoció tras el maratoniano encuentro que las posturas son distantes y se necesitaba, por tanto, un periodo de reflexión. No obstante, aseguró que "hay tiempo" para llegar a un acuerdo que evite la huelga en esta empresa —participada en un 51 por ciento por los socios privados y en el 49 por ciento restante por el Ayuntamiento— y la presentación del ERTE, algo que reiteró el mismo domingo por la mañana. Sea como sea, los plazos empiezan a apremiar.

"Nosotros no queremos el ERTE, al igual que tampoco los trabajadores, y estimamos que ellos tampoco quieren la huelga porque nosotros no la queremos, por lo que lo lógico y natural es buscar posiciones de acercamiento hacia el acuerdo", declaró el regidor.

Por su parte, la plantilla, que protagonizará una manifestación este domingo, lamentó que, tras la reunión, se hubieran dado "dos pasos para atrás" y sobre todo que el objetivo del Ayuntamiento y de la dirección sea "destrozarnos el convenio colectivo", según el presidente del comité de empresa, Manuel Belmonte. Así, dejó claro que "estamos dispuestos a hacer un sacrificio, pero todo no puede ser a costa de los trabajadores".