El cigarrillo electrónico, un producto en auge en toda Europa en medio de un limbo legal

  • El Parlamento Europeo, el Ejecutivo comunitario y los países miembros decidirán en las próximas semanas el marco jurídico de este producto.
  • Dudan entre clasificarlo como producto médico o producto de consumo.
  • Admiten que es menos dañino que el tabaco, pero reconocen que sus efectos para la salud aún no están claros.
  • Según datos de la UE, ya se han vendido más de 7 millones de estos cigarros.
Un hombre fuma un cigarrillo electrónico, que expulsa vapor, no humo.
Un hombre fuma un cigarrillo electrónico, que expulsa vapor, no humo.
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Un hombre fuma un cigarrillo electrónico, que expulsa vapor, no humo.

Los cigarrillos electrónicos se encuentran actualmente en un limbo legal en la Unión Europea, que trata de sacar adelante una normativa para regular la venta y el uso de estos nuevos productos, mientras su presencia aumenta con rapidez en los Estados miembros.

Estos dispositivos —y en particular sus efectos sobre la salud— son objeto de un intenso debate tanto en la comunidad científica mundial como dentro de la Unión, donde las discusiones acerca de los cigarrillos electrónicos están bloqueando la aprobación definitiva de la nueva directiva sobre el tabaco y los productos derivados.

El Ejecutivo comunitario, los Veintiocho y el Parlamento Europeo (PE) mantendrán dos reuniones decisivas en las próximas semanas para tratar de alcanzar un acuerdo sobre esta normativa.

Clasificación dudosa

Uno de los puntos más delicados es la clasificación de estos dispositivos como "productos médicos" o "productos de consumo", lo que determinará qué normas se les aplicarán sobre publicidad, etiquetado, distribución y control sanitario.

La Eurocámara optó por la segunda opción, es decir, por una regulación más flexible con vistas a facilitar su uso como sustitutivos del tabaco, en el último borrador legislativo aprobado con el respaldo de los grupos popular y liberal y el rechazo de los socialistas.

La enmienda introducida por la eurodiputada liberal belga Frédérique Ries se basaba en considerar al cigarrillo electrónico como un producto menos nocivo que el tabaco normal, al contener nicotina pero no alquitrán ni otras sustancias cancerígenas.

Pero esta consideración, así como otros aspectos más técnicos como los niveles de nicotina permitidos en los dispositivos, todavía están siendo discutidos por las instituciones europeas y por los Estados miembros, entre los cuales hay un grupo importante que son partidarios de un enfoque más riguroso.

"Intentamos encontrar una solución intermedia", dijo el portavoz comunitario de Sanidad y Consumo, Frédéric Vincent, quien señaló que si finalmente se les aplica el estatus de productos de consumo, "será necesario que los cigarrillos electrónicos estén regulados".

El portavoz destacó la dificultad de "legislar sobre un mercado que está desarrollándose muy rápidamente" y sobre el que "aún no existe suficiente perspectiva científica", y señaló que en cualquier caso el objetivo de la CE es "regular, pero no prohibir" los cigarrillos electrónicos.

Entre el 2 y el 3% de las ventas del sector

Estos productos representan actualmente entre el 2% y el 3% de las ventas totales del sector tabaquero en Europa, y su consumo se ha duplicado en los últimos años hasta alcanzar los 7 millones de vaporizadores, según los datos que manejan las instituciones europeas.

La Alianza Europea de la Salud Pública (EPHA) ha destacado la necesidad urgente de "un marco normativo robusto" para evitar que los cigarrillos electrónicos "sigan en un limbo jurídico", y en particular, de "reglas estrictas sobre la publicidad y el control de mercado de estos productos".

"No se puede dejar el tema únicamente en manos de los Estados miembros, es necesario actuar a nivel europeo", dijo la secretaria general de la EPHA, Monika Kosinska, quien confió en que la UE "logre un compromiso para garantizar la seguridad de los consumidores".

El vapor que exhalan estos cigarrillos "tiene por supuesto efectos sobre la salud porque contiene nicotina, aunque todavía no están claros", señaló la experta, quien no obstante admitió que son "mucho menos dañinos" que los cigarrillos normales y que por tanto "tienen potencial para ayudar a dejar de fumar".

Por tanto, defendió "un equilibrio normativo adecuado, que tenga en cuenta el supuesto menor riesgo para la salud pero también que no son unos productos inofensivos", señaló la responsable de EPHA, que agrupa a más de cien organizaciones europeas relacionadas con el ámbito sanitario.

En la misma línea, el eurodiputado socialista español Andrés Perelló afirmó que la actual "indefinición normativa" deja a los cigarrillos electrónicos "en una posición de libre venta", algo que a su juicio es "peligroso" para los consumidores, y en especial para potenciales nuevos fumadores como los jóvenes.

"Están tratando de engañar a los consumidores diciendo que sirve para dejar de fumar o que es inocuo", dijo en unas declaraciones Perelló, quien denunció que el apoyo de otros grupos políticos a una normativa "menos ambiciosa" se debe a "presiones del lobby del tabaco".

Ante esta situación, el eurodiputado miembro de la Comisión de Salud Pública del PE apostó por revisar la directiva en los próximos años cuando existan más pruebas científicas, o incluso por sacar adelante una normativa específica sobre los cigarrillos electrónicos.

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