La presidenta argentina, Cristina Fernández, convirtió este miércoles un acto público ordinario en un evento digno de aparecer en la prensa internacional.
El motivo ha sido nada más y nada menos que un vestido blanco de dos piezas que ha acaparado las miradas y los flashes durante el acto en el que tomó juramento a la nueva ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, en la Casa Rosada.
Después de más de tres años acostumbrados a verla enfundada en atuendos de color negro, la mandataria ha decidido que ya es hora de poner fin al duelo guardado tras la muerte de su marido y antecesor, Néstor Kirchner, en octubre de 2010.
En realidad, el proceso ha sido más gradual de lo que parece. Tras su convalecencia de la cirgujía de cráneo a la que fue sometida, Fernández reapareció con vestimentas en las que podía advertirse la intención de ir abandonando un luto, que por cierto, no exigía el protocolo.
Poco a poco
Primero apareció en un vídeo con una blusa blanca tras recuperarse de su intervención, y más adelante fue fotografiada luciendo prendas más coloridas en un un encuentro privado con empresarios.
El de este miércoles ha sido su primer acto oficial, donde su vestimenta ha dado más que hablar que el propio evento, al igual que dieron que hablar tantos meses de luto riguroso.
La prensa no perdió de vista el tema y fueron muchos los expertos que vieron este gesto de Fernández como una manera de empatizar con el pueblo y rentabilizar políticamente su pérdida.
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